«La reforma universitaria, fue lo mejor que nos pasó»
Entrevista a Waldo Mendoza Bellido, profesor e investigador del departamento de economía y doctor en economía por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
Coméntenos a cerca de su infancia, sus años de estudiante y algunas referencias que usted tiene sobre el sesquicentenario.
Con todo gusto, yo tengo origen en Vilcashuamán, a pesar que he nacido en Cangallo, pero todavía hay gente en Vilcashuamán. Hice la primaria en una escuela fiscal y la secundaria en el colegio San Ramón.
Somos sanramoneños.
Los estudios universitarios los hice en nuestra Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. Y estoy aquí, básicamente, porque en 1982 postulé al curso de verano del Banco Central de Reserva, que se realizó durante el verano de 1983 sobre temas de la economía. En ese curso, junto con mi gran amigo Zenón Quispe, ocupamos el primero y el segundo lugar a nivel de los estudiantes provincianos y, a raíz de eso, nos dieron una beca en la Pontificia Universidad Católica del Perú, nada menos para hacer una maestría. Así que eso nos cambió la vida, o sea que la educación cambió nuestra vida. Hice la maestría durante 1984 y 1985. Luego regresé a nuestra universidad a trabajar como profesor.
Estuve allí de 1986 hasta 1989, años complicados. En 1989 recibo la llamada del profesor Adolfo Figueroa, en ese entonces jefe del departamento de economía de la Pontificia Universidad Católica, para ofrecerme una plaza a tiempo completo en esta universidad. Sin pensarlo mucho me vine. Desde esa fecha estoy por acá, dedicado esencialmente a la enseñanza y a la investigación. Por algunos períodos he estado también sirviendo en el sector público: en el 2006, como viceministro de Hacienda en el Ministerio de Economía y Finanzas; hacia el 2013 fui director del Banco Central de Reserva del Perú; he sido presidente del Consejo Fiscal; y durante el gobierno del presidente Francisco Sagasti, ocupe la cartera del Ministerio de Economía y Finanzas.
Regresé a la universidad y ahora estoy como vicerrector académico, una de las tareas más exigentes que he tenido en mi larga experiencia profesional, pero estoy muy contento con el reto de esta universidad y estoy pendiente también del bicentenario, porque yo recuerdo mucho el sesquicentenario de la de la batalla de Ayacucho.
Estamos hablando de 1974, en donde otro era el contexto. Venezuela, un país muy amigo, era un país que estaba en franco apogeo. Recuerdo que ese año nos visitaron el presidente Venezuela, el presidente Velasco, y todavía tenemos la herencia de esos tiempos. En ese año que nos obsequiaron nuestro Estadio Ciudad de Cumaná, nuestro Coliseo Ciudad de Caracas, el obelisco de la Pampa de Ayacucho, la carretera de Ayacucho a Quinua.
Ahora estamos en otros tiempos. Unos tiempos en que Venezuela ya no podrá apoyarnos, pero seguramente nuestras autoridades, nuestro gobierno regional, nuestra universidad, han hecho los trámites necesarios para que nuestro pueblo sea apropiadamente tratado en este bicentenario de la batalla de Ayacucho.
En el periodo que venías a Lima por la beca, llegaste al Banco Central de Reserva.
Yo hice primero el curso del Banco Central de Reserva en el verano de 1983. Nos fue muy bien a Zenón Quispe y a mí, y a raíz de eso es que nos dan una beca para hacer la maestría de la Universidad Católica. Nunca trabajé en el Banco Central. Sí estuve como miembro del directorio del Banco Central de Reserva, muchos años después.
Has estado al mando del ministerio de Economía y Finanzas, un ministerio difícil, complicado, según todos, porque nuestros recursos nunca serán suficientes. ¿Qué experiencia te ha traído?
Fue un gobierno, en primer lugar, de transición y ser un gobierno que no tiene bancada política tiene sus ventajas. Cuando es un gobierno normal, esa es una desventaja.
La ventaja es que, como somos un gobierno con un período de vida muy corto, tenemos unas metas de corto plazo a alcanzar. Y desde el punto de vista de la selección de personalidades, el presidente Francisco Sagasti, en ese momento, pudo elegir de un abanico grande de profesionales a los que él consideraba los mejores, como no tenía un compromiso político con ningún partido, pudo hacer esa selección. La tarea del ministerio estuvo abocada a lo que era la preocupación en ese entonces la pandemia. Entonces, la tarea se concentró en conseguir los recursos para que los hospitales que estaban frágiles estén más o menos bien habilitados, para firmar los contratos con las oferentes de las vacunas, apoyar en la contratación al Ministerio de Relaciones Exteriores, en conseguir las camas UCI y, finalmente, en adquirir las vacunas. Entonces, el centro de la atención en esos tiempos fue también para el Ministerio la pandemia.
Pero también has ocupado antes otros cargos, que te dan una mirada a la política en general en nuestro país
La constitución tiene un lado que a mí me parece muy positivo y otro lado que es un faltante. El lado positivo de la constitución, a mí me parece, que es la parte económica. Los capítulos que tienen que ver con el Banco Central, con el Ministerio de Economía y Finanzas me parece que son artículos que deben sobrevivir en la constitución. Sin embargo, políticamente estamos en un gran problema.
El gran problema es la atomización de partidos políticos y, en consecuencia, el gobierno que gana las elecciones no tiene una bancada parlamentaria que lo respalde. Esa combinación es bien frágil. Que no nos sorprenda que, en las siguientes elecciones del 2026, tengamos una cosa parecida y al año ya se esté buscando cambiar al gobierno elegido. Entonces, creo que la parte política de la constitución tiene que resolver ese gran problema. Los gobiernos, ciertamente, en el último quinquenio, podemos decir, fueron sumamente frágiles, vulnerables, con más poder en el congreso y sin equilibrio de poderes, podríamos decir.
Pero también se habla de otros poderes invisibles que están detrás de todo esto, en el Ministerio de Economía. ¿Cómo se siente eso? ¿Cómo se vive o cómo tú lo has palpado?
La reforma universitaria, mejor dicho, la contrarreforma universitaria creo que es una muestra de esos poderes. Porque desde el punto de vista conceptual, desde el punto de vista analítico e histórico, esa ley universitaria del 2014 fue una de las mejores cosas que le pasó al Perú en las dos últimas décadas. En realidad, fue la única reforma estructural importante de este siglo. Teníamos, recordarás, universidades que funcionaban cocheras, universidades que tenían una fachada donde no había pared detrás. Esa situación fue corregida por la esta nueva ley y por la creación de la SUNEDU. ¿Por qué se eliminó esa ley?
¿Por qué se eliminó SUNEDU? Difícil entenderlo desde el punto de vista conceptual, de que esta ley es mala y por estos motivos hay que cambiarlo. Allí han jugado básicamente intereses subalternos. Actualmente estamos en una situación de fragilidad. El gobierno de Castillo fue una desgracia, posiblemente fue el gobierno más inepto en la historia del Perú, pero este es un gobierno muy frágil, muy sumiso, muy condescendiente.
El parlamento está haciendo todo lo que quiere con el gobierno, y el gobierno para sobrevivir está haciendo más o menos todo lo que el congreso lo dictamina. Entonces, estamos en un problema, estamos en un serio problema, al punto de que, por ejemplo, no se puede nombrar a los directores de Petroperú hace ya como un mes, parece increíble. Es una muestra de la degradación a la que ha llegado la gestión pública.
¿Y cómo ves tú en perspectiva esto?
Mira, ya no aspiro a gobiernos extraordinarios. Aspiro a gobiernos más o menos como los que hemos tenido en las últimas tres décadas antes de Castillo. Yo creo que está en nosotros, en la ciudadanía, elegir a una persona que cumpla con esas condiciones, que no tenga intereses personales, que tenga una trayectoria limpia, intachable, que tenga buena voluntad y que esté rodeado de personas que puedan administrar bien el aparato del gobierno. No soy muy optimista por la numerosidad de los partidos políticos que hasta ahora tenemos.
Si así ves la política cotidiana en los gobiernos, el estado como estado, como políticas de estado, ¿cómo avizoras eso?
Las políticas de estado se pueden hacer cuando hay un horizonte de mediano y largo plazo que no tenemos. El día que tengamos un presidente que dure cinco años, podremos hacer política de Estado. Así como estamos, veamos los últimos diez años, es imposible hacer políticas de largo alcance, políticas de Estado. Una política de Estado que debería haberse mantenido, es la política educativa que, lamentablemente, por los motivos que comentamos, SUNEDU, en la práctica, no supervisa, no licencia, no controla.
Entonces, existe el peligro de que la SUNEDU actual se parezca mucho a la Asamblea Nacional de Rectores Antigua, que tantos problemas provocó.
Waldo, tú estás en el tema de la economía. ¿Cómo estamos como país? ¿A dónde vamos?
Mira, la economía, afortunadamente, anda más o menos bien, pero eso tiene una explicación internacional.
La economía peruana es chiquitita, por lo tanto, los efectos de la economía internacional a veces son más importantes que lo que hacemos en el Perú. Actualmente, hay una variable que se llama términos intercambio internacional, la relación entre el precio internacional de las exportaciones y las importaciones. Esa variable está en su pico histórico más alto desde mil novecientos setenta y cuatro. Es decir, tenemos unos precios extraordinarios. Durante el dos mil cuatro y el dos mil doce, en un período parecido, la economía peruana crecía siete por ciento anual.
O sea que deberíamos estar creciendo a esas tasas, porque estamos frente a un contexto internacional parecido. Ahora estamos creciendo a tres. No se siente, porque para el ciudadano de a pie es difícil entender esta situación, de cómo podríamos haber estado en condiciones normales. Entonces, estamos avanzando lentamente, cuando en estas condiciones deberíamos estar corriendo a seis, siete por ciento al año.
¿Ahora eso va a tener efectos en la pobreza, en la extrema pobreza o lo vamos a mantener igual?
La pobreza, la extrema pobreza tiene mucho que ver con el crecimiento económico y con las políticas públicas que se hagan al respecto. Con un crecimiento lento del producto bruto interno, evidentemente, no se crea mucho empleo, no se crean muchos ingresos, no hay muchos gastos, entonces la pobreza posiblemente baje mínimamente. Y, en este contexto, ¿cómo andan las regiones? Las regiones tienen que entender, así como en los países debe haber cierta especialización, es decir, debemos hacer lo que mejor sabemos hacer y lo que tenemos para explotar. En el caso de Ayacucho, por ejemplo, es evidente que no es una región agrícola, no es una región minera, no es una región industrial. Es una región, donde tenemos nuestra historia, por lo tanto, las autoridades deberían concentrarse en explotar ese recurso que lo tenemos de sobra.
Imaginemos solamente Wari en su pleno potencial, o Vilcas Huamán en su pleno potencial. Yo creo que hacia allí hay que apuntar a poner los recursos, principalmente en esos sectores que nos pueden levantar, que nos pueden permitir avanzar.
En otras palabras, el turismo.
Yo creo que el turismo es el futuro para Ayacucho. Genera empleo, tenemos un montón de muestras que ofrecer, un potencial de cosas que todavía no hemos explotado. Así que casi todas las balas al turismo. Creo que ese es el futuro de Ayacucho.
En el caso de Ayacucho, DIRCETUR, por ejemplo, que ve el tema del turismo, no es unidad ejecutora, a diferencia de salud, de educación, de agricultura.
Tiene que ver con la alcaldía, con el gobierno regional, con la universidad. Ellos son, prácticamente, los encargados de encausar el futuro de nuestro querido departamento.
Ahora, ubicar en eso el VRAE, por ejemplo.
El VRAE es un problema, yo diría distinto. Es más complejo, porque desde el punto de vista económico, en el VRAE hay que sembrar productos que tengan una rentabilidad mayor que el del narcotráfico y esa es una tarea sumamente complicada. Yo escribí un librito hace tiempo sobre eso.
Las tasas de rentabilidad de los productos formales están muy por debajo de los productos del narcotráfico. Como el narcotráfico está avanzando, casi sin control, va a ser muy difícil que explotemos ese enorme potencial que tenemos en el VRAE. Si en el VRAE se pudiera sustituir esa producción de productos dedicados al narcotráfico con productos para la exportación, como el café, el cacao, hay un enorme potencial también. Claro, podríamos decir que en el VRAEM seguimos en la misma situación. No ha cambiado nada, más bien ha empeorado. Porque ya no se habla ni de la interdicción, como si hubiéramos colgado los chimpunes.
Ahora, para terminar, como dices, tú eres autoridad universitaria en la mejor universidad del país. ¿Cuál es el reto de las universidades que tenemos y sobre todo las universidades públicas?
Yo creo que, en el caso de las universidades privadas, dado que SUNEDU prácticamente ya no existe, la autoevaluación es importantísimo, es decir, independientemente de que tengamos control o no, tenemos que ser muy autocríticos con nosotros mismos. Y una cosa parecida debería pasar en las universidades nacionales. Lamentablemente, ahora ya no tienen un ente rector como era el Ministerio de Educación, ahora las universidades públicas cada una anda por su lado, seguramente haciendo la cola en el Ministerio de Economía y Finanzas. Entonces, yo creo que la SUNEDU los ha golpeado a ellos mucho más que a nosotros. Las privadas tenemos incentivos para seguir siendo buenas, ya sabemos, nos acreditaremos. Yo creo que este golpe de la SUNEDU ha sido básicamente virulento para las universidades públicas.
Bueno, en San Cristóbal, que es tu universidad, se ha producido el cambio de autoridades, o por lo menos se ha elegido, aunque lo van asumir todavía en agosto, ¿Cuál crees que son los puntos vitales que debiera asumir la nueva autoridad?
Yo estoy como siempre, a la orden para colaborar. Yo he visto un poco de dejadez en cuanto a la enseñanza, y yo creo que el vicerrector académico tiene una tarea fundamental allí. El vicerrectorado académico, que es lo que más conozco, es una especie del corazón de las universidades, porque es el vicerrectorado que tiene que ver con los planes de estudios, con los profesores, con los estudiantes. Entonces, un vicerrectorado académico, potente puede contribuir a que nuestra universidad recupere el prestigio que tuvo antes.
¿Y Hermes Bermúdez va a ser el vicerrector nuevo?
Hermes Bermúdez. Ah, Hermes Bermúdez, un colega nuestro, llévale mis saludos. Y dispuesto a colaborar con todo, con la nueva autoridad universitaria, con nuevo rector, que si lo conozco. Así es que les deseo lo mejor.