UNSCH, UNA AGENDA QUE DEBE SINCERARSE
29/08/2024
Está a punto de concluir la tercera gestión de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, luego de su triste intervención externa. Desde entonces, San Cristóbal tuvo dos gestiones truncas, que mostraron la profunda fragilidad de las autoridades universitarias. El caso actual, estuvo en las mismas condiciones, hasta que un hecho de violencia en la demanda estudiantil acabó con demandas de renuncias en las autoridades universitarias.
Ahora se está a puertas de un nuevo proceso electoral de elección de nuevas autoridades, que tiene a cinco listas en carrera, que debe concluir en un primer tramo el próximo 25 de setiembre, que probablemente abra un nuevo escenario en una segunda vuelta electoral. A como se observa hasta hoy, este proceso no sólo será intenso, sino que tiene la posibilidad de mostrar recursos nada legales ni legítimas.
Sin embargo, un punto fundamental es la agenda electoral de los aspirantes al rectorado de la UNSCH. La agenda que hasta hoy se expresa es al gusto de los electores, que, en el fondo, responde con mucha debilidad a lo que realmente requiere una universidad como San Cristóbal que de acuerdo a diversos ranking aparece en lugares sumamente relegados.
Esta agenda necesaria y urgente, que debe ser abordada con toda responsabilidad tiene que ver, primero con el liderazgo universitario y la necesidad de generar consensos para cambios o reformas sustanciales que acaben con una universidad que ha perdido el alma, como decía el desaparecido ex rector Enrique Moya. La dinámica interna es de completa indiferencia, desinterés y, por tanto, de falta de compromisos con una entidad universitaria llamada a trascender.
Los otros temas de agenda urgente, está vinculado con la formación profesional no sólo vinculada a la investigación y la competencia, sino de acuerdo a las necesidades y requerimientos del mercado y la necesidad de desarrollo regional y nacional; el uso y potenciación de recursos existentes y que, en otras universidades no sólo privadas, sino públicas constituyen fuente de inversión público – privada de proporciones; el crecimiento de San Cristóbal no sólo en población universitaria como resultado de un proceso de descentralización que hasta hoy no ha pasado de ser declarativa en un contexto de existencia de hasta dos universidades públicas más en la región; el tratamiento de un trauma hasta hoy abordado con disimulo y a media voz, la historia vinculada a Sendero Luminoso, que fue un primer autogolpe, que expulsó lo mejor de la comunidad de catedráticos de San Cristóbal.
Temas que seguramente podrían ser mucho más, pero que tienen que ser ubicados en ejes estratégicos que conviertan a las nuevas autoridades en auténticos líderes generadores de grandes consensos para una San Cristóbal de acuerdo a los tiempos, sobre todo ahora, post bicentenario.
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