TODOS SOMOS BICENTENARIO

TODOS SOMOS BICENTENARIO

Yo creo que es necesario reivindicar, el real Bicentenario del Perú, en la fecha de la batalla de Ayacucho, porque no solamente consolidó la independencia nacional, sino selló la independencia de todo el continente, porque era el último bastión español presente en nuestras tierras.

En esa medida, siempre he sostenido que el real Bicentenario de la Independencia del Perú es el 2024, no el 2021, que, además por las circunstancias, por todos conocidas, nos cogió en medio una pandemia y no se pudo conmemorar a la altura de las circunstancias.

 No veo lamentablemente en el gobierno la intención de hacer de esta una conmemoración especial, quizás por los resquemores de la presidenta y de su gabinete de hacer de Ayacucho un punto neurálgico de actividades este año por los conflictos ocurridos el año pasado, que han generado inclusive incidentes, como el recientemente ocurrido.

Podría hacerse ahora, establecer un plan trianual, por ejemplo: 2024, 2027, haciendo de Ayacucho el epicentro de este Plan de Nacional de inversión pública masiva.


El bicentenario, en nuestra región, con historia, quechua chanka, de gente brava, con dignidad, debería poner en relieve justamente ese soporte, esa entrega de nuestra gente y sentir orgullo. Es importante aprovechar esta oportunidad para poner en valor todo lo que tenemos. Yo creo que la historia que tiene nuestra región y las vidas entregadas para ser libres, dignos, para ser considerados personas con derechos tiene que ser puesta en relieve para que las nuevas generaciones tengan orgullo de sus ancestros, de su historia y no sigamos pensando que todo nos trajeron desde afuera. Tenemos evidencias que nos dice que nuestra gente siempre estuvo a la vanguardia del desarrollo, de la agricultura, de la arquitectura, de la producción de alimentos, supo cómo adecuarse al medio que les tocó vivir. Tiene que ser una oportunidad para que reflexionemos, analicemos, nos entendamos, nos respetemos en esa diversidad, en una relación horizontal.

Creo que es importante que contribuyamos con el cambio de mentalidad de colonizadores y colonizantes. Necesitamos mirar los aportes, los valores y las capacidades de nuestra propia gente, creciendo desde allí, mirando hacia el futuro, hacia adelante. Hay que dignificar nuestra región, nuestras prácticas culturales y no decir que solo vale lo que está en la ciudad o la academia. Nuestro pueblo a pesar de ser invadido resistió y resiste. Hemos logrado tomar lo bueno que ha podido venir de afuera, recrearla, incorporarla nuestras acciones y devolverlo con una personalidad propia, ese es nuestro pueblo y hay que hacerlo visible.


El Bicentenario tiene un significado especial particularmente para Perú, para Ayacucho, porque como se recuerda significó en su origen la consolidación del proceso de la independencia de las colonias respecto a la metrópoli. Ese hecho tiene especial importancia, sobre todo, en Perú para Ayacucho porque en lo esencial se trata de reafirmar las tareas de la democracia en nuestro tiempo que en este tiempo está debilitada, fortalecerlas en todo aspecto, en el aspecto económico, social, cultural, humano. Quisiéramos ser más precisos, este bicentenario debe fortalecer el principio de la igualdad, la injusticia, la desigualdad es uno de los grandes problemas que no hemos superado y es uno de los problemas fundamentales para afirmar a nuestros países como repúblicas en que es el signo con las que nacieron.

En Ayacucho el significado es más especial, es fortalecer el respeto a la persona humana, a los derechos humanos. Ayacucho es el símbolo de la lucha por el respeto de los derechos humanos.

No toca abordar principalmente las tareas que nos lleven a construir un Perú más integrado, un país que no haya un gran centro y alrededor una periferia de regiones; que todos los lugares del Perú tengan las mismas posibilidades de erigirse como polos de desarrollo económico y humano. Es construir un país integral, en todas las manifestaciones humanas. Es muy importante.

Sobre la revista, es un esfuerzo que hay que valorarlo. He tenido la oportunidad de revisar el primer número y corresponde invocar a la ciudadanía y los actores de la vida social, económica, política, educacional, respaldar la revista.


El bicentenario para lo que somos del Pueblo parece que no se siente mucho, pero en los medios de comunicación, en los discursos se está diciendo mucho, algo grande. Anuncian algunos proyectos grandes, pero en nuestros pueblos creo que vamos a seguir siendo lo mismo.

Pienso que debe haber cambios estructurales, para que los que somos del pueblo podamos sentir nuestros derechos, que en nuestros pueblos no los tenemos. Habría que empezar desde ahí y así, podremos decir que estamos en el Bicentenario. Que el Estado respete los derechos de nuestros pueblos, empezaremos desde ahí.

El tema de bicentenario está en los medios y no tanto en nuestros pueblos. Se habla, pero como comunidad podemos hacer algo, como comunidad estamos buscando siempre la igualdad y podamos tener algún ingreso económico.

Justamente una cosa que hacemos son las vacaciones útiles y, que en el bicentenario conozcamos nuestras raíces. Es posible hacer muchas actividades en el marco del bicentenario.


Estamos en un momento bastante histórico para Ayacucho. Ayacucho se engalana de tener una gran historia válida para el Perú y los pueblos latinoamericanos. Ayacucho FC también se inscribe en ese proceso y actualmente nos hace bastante falta, ya que deportivamente genera gran movimiento, económicamente promueve el turismo que dinamiza la economía de nuestra región. Desgraciadamente hemos tenido ese traspiés gracias a los dirigentes de la Federación Peruana, que hace que Ayacucho FC esté en una situación injusta.

Es de orgullo manifestar que la cantera, la raíz ayacuchana ha empezado a brotar, mucha gente menor ha ido tomando cuerpo, poder y, desde luego como futbolistas a nivel nacional que significa una corriente deportiva, que ofrece una alternativa diferente y positiva a los jóvenes. Ayacucho en sus dimensiones menores alberga a mil, miel doscientos jóvenes, ha dinamizado el fútbol profesional femenino que se encuentra en la liga 1 y, ellas son netamente ayacuchanas. Todo esto ha fortalecido el deporte en Ayacucho, que en el Bicentenario tiene una gran transcendencia que tiene y debe mantenerse.


 

Creo que, a mi modo de pensar, que esos 200 años, constituye una fecha que no podemos olvidar, por la transcendencia que significa. Es el momento de la unidad de los ayacuchanos que buscamos a través de ella, que se ha hecho en este tiempo, que cambios hemos podido tener. Igualmente es el momento para plantearnos, qué hacer, para que Ayacucho resalte, sal del hoyo al que hemos sido condenados, humillados, que no tiene el apoyo correspondiente.

En consecuencia, hoy estamos en un año de mucha trascendencia; es el momento de alcanzar demandas a las autoridades a través de la FEDIPA, que es la organización genuina de los ayacuchanos en la ciudad de Lima y Callao.

Debemos recordar que los ayacuchanos en Lima representamos más de medio millón de personas, constituyendo la población más numerosa a nivel de las regiones. Si antes fue Ancash, ahora lo es Ayacucho. Con ese peso, esa fuerza, tenemos y debemos trascender en este bicentenario, haciendo que nuestros hijos se sientan orgullosos de su tierra y, nuestra tierra encuentre atención, interés de parte de nosotros mismos y, por supuesto, las autoridades.


Personalmente opino que en el bicentenario no hay nada que celebrar, porque simplemente en los 200 años se ha producido una metamorfosis de una dependencia a otra dependencia, un neocoloniaje. Eso nos lleva a exigir al gobierno de turno, que se esmera en esa celebración, que al menos se tome en cuenta el aspecto reivindicativo de Ayacucho, Junín, por el significado que tiene sus gestas, sacrificios, heroísmo, que debe llevarnos a consolidar esa “libertad”. Entre comillas, porque no somos tal, por la dependencia y la situación primario exportador, que nos puede llevar a señalar que estos 200 años son de frustración.

Es sumamente necesaria la unidad, pero tampoco la unidad por la unidad, unidad en función a los intereses y beneficios que representa. Se trata de los intereses de las grandes mayorías postergadas y discriminadas. Es hora de considerar los aspectos coincidentes, que otros que nos desune, nos confronta.

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