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¿SHANGAI, UNA OPORTUNIDAD PARA EL CAMPO? Cambios necesarios en las comunidades campesinas de Ayacucho

¿SHANGAI, UNA OPORTUNIDAD PARA EL CAMPO? Cambios necesarios en las comunidades campesinas de Ayacucho

LA INAUGURACIÓN Y PUESTA EN MARCHA DEL MEGA PUERTO DE CHANCAY HA GENERADO EXPECTATIVAS EN LOS DIFERENTES SECTORES PRODUCTIVOS DEL PAÍS. EN EL CASO DE AYACUCHO, UNA DE LAS PRIMERAS INTERROGANTES ES SOBRE LOS BENEFICIOS DE ESTA MEGA INFRAESTRUCTURA PORTUARIA PARA LA ECONOMÍA REGIONAL. EL ECONOMISTA JUAN ESCOBAR GUARDIA NOS OFRECE UN DIAGNÓSTICO DE LA SITUACIÓN Y ALGUNAS ALTERNATIVAS PARA ESTAR PREPARADOS PARA APROVECHAR DE ESTA OBRA EN BENEFICIO DE LOS PRODUCTORES AGRARIOS.

Introducción

Cuando se analiza la pobreza en el ámbito rural de la región Ayacucho, la atención se dirige principalmente a las comunidades campesinas. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), Ayacucho cuenta con aproximadamente 800 comunidades campesinas, que se ubican mayoritariamente en zonas altoandinas. Estas comunidades ocupan extensas áreas de terreno con un gran potencial agrícola y pecuario, aunque muchas de ellas enfrentan condiciones estructurales de pobreza, migración juvenil y abandono de tierras.

A pesar de la riqueza cultural e histórica de Ayacucho, las comunidades campesinas se encuentran en una situación de estancamiento productivo. Las limitaciones en el acceso a tecnologías modernas, la falta de capital de trabajo y la ausencia de planes estratégicos impiden que estas comunidades aprovechen plenamente sus recursos. Además, la falta de interés en los cargos comunales refleja una crisis de liderazgo y organización.

En este contexto, la región cuenta con una importante cantidad de egresados de las facultades de ciencias agrarias de universidades como la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, quienes, a pesar de su formación, enfrentan dificultades para insertarse en el mercado laboral especializado. Esta situación representa una oportunidad para promover la asociatividad entre las comunidades campesinas y los profesionales agrarios, creando un modelo colaborativo que permita poner en valor los recursos disponibles.

Contexto Socioeconómico de las Comunidades Campesinas en Ayacucho

Ayacucho es una región con profundas raíces culturales y una historia marcada por la agricultura tradicional. La economía regional depende en gran medida de las actividades agropecuarias, siendo la crianza de ganado, la producción de tubérculos y cereales andinos, y la artesanía las principales fuentes de ingreso para las comunidades. Sin embargo, el acceso limitado a mercados, la falta de infraestructura productiva y la escasa tecnología aplicada a la producción han perpetuado la pobreza rural.

A esto se suma el fenómeno de la migración juvenil. Muchos jóvenes, al no encontrar oportunidades económicas en sus comunidades, optan por trasladarse a las ciudades en busca de empleo y educación. Este éxodo genera un vacío generacional en las comunidades, debilitando la transmisión de conocimientos ancestrales y reduciendo la fuerza laboral disponible para el desarrollo agrícola.

Alternativas para el Desarrollo Sostenible en las Comunidades de Ayacucho

  1. Asociatividad entre Comunidades y Egresados Universitarios:

 Una alternativa viable es la creación de asociaciones entre las comunidades campesinas y los profesionales agrarios organizados empresarialmente. Bajo este esquema, las comunidades aportarían tierras y mano de obra, mientras que los egresados se encargarían de la gestión técnica y administrativa de los proyectos. Esta iniciativa podría ser financiada a través del Fondo AgroPerú y otras fuentes de financiamiento público-privado, permitiendo la implementación de proyectos sostenibles y rentables.

La asociatividad permitiría consolidar esfuerzos, compartir conocimientos especializados y optimizar recursos. Por ejemplo, los profesionales pueden introducir técnicas de cultivo de precisión, implementar sistemas de riego eficiente y desarrollar cadenas de valor que agreguen mayor rentabilidad a los productos locales. Al mismo tiempo, los comuneros se benefician con la capacitación continua y la generación de empleo en su propia localidad.

La formación de los estudiantes de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, especialmente de las escuelas de la facultad de ciencias agrarias y de ingenierías con esta perspectiva, debería comenzar creando actividades formativas para cumplir con los principios de la universidad, de acuerdo a la ley universitaria, de “formar profesionales de alta calidad de manera integral y con pleno sentido de responsabilidad social de acuerdo a las necesidades del país” y, “proyectar a la comunidad sus acciones y servicios para promover su cambio y desarrollo”.

  1. Diversificación Productiva y Tecnologías Ancestrales-Modernas:

Aprovechar los conocimientos ancestrales en combinación con tecnologías modernas es fundamental para incrementar la productividad. En Ayacucho, actividades como la crianza de animales menores (cuyes, alpacas), el cultivo de productos andinos (quinua, kañiwa, tarwi) y la agroforestería representan oportunidades concretas para revitalizar las economías locales.

Por ejemplo, la implementación de biohuertos familiares puede mejorar la seguridad alimentaria y generar excedentes comercializables. Asimismo, el uso de drones para el monitoreo de cultivos y la aplicación de fertilizantes orgánicos podría aumentar significativamente los rendimientos sin comprometer la biodiversidad local.

  1. Proyectos de Innovación Agroindustrial:

 Implementar proyectos agroindustriales a pequeña y mediana escala permitiría agregar valor a la producción local. Por ejemplo, la transformación de productos andinos en alimentos procesados o insumos para la industria cosmética podría abrir nuevos mercados y generar empleo. Estos proyectos podrían desarrollarse bajo esquemas de Proyectos en Activos, con el respaldo de entidades como PROINVERSIÓN.

Asimismo, la producción de derivados de la leche, como quesos artesanales y yogurt, podría potenciar las cadenas productivas locales. La industrialización de productos como la maca, el maíz morado o el cacao nativo tiene un alto potencial de exportación, lo que brindaría a las comunidades acceso a mercados internacionales más rentables.

Este es otro sector importante donde la universidad, a través de la escuela de Industrias Alimentarias, debe jugar un rol importante. Sus estudiantes y egresados deben involucrase directamente en la necesidad de darle un valor agregado, con la asociatividad señalada líneas arriba, para industrializar la producción agraria de las comunidades campesinas.

  1. Gerencia Compartida y Capacitación Continua:

 Establecer la fi gura de un “gerente comunal” subsidiado por el Estado, que brinde asistencia técnica y administre los proyectos productivos, fortalecería la gestión local. Además, es esencial implementar programas de capacitación continua para comuneros y jóvenes, asegurando la transferencia de conocimientos y el desarrollo de capacidades empresariales. Un gerente comunal con experiencia en gestión empresarial puede mejorar la planificación estratégica, promover la diversificación productiva y facilitar el acceso a financiamiento. La capacitación en emprendimiento, comercialización y gestión de recursos naturales es clave para garantizar la sostenibilidad de los proyectos a largo plazo.

  1. Promoción de la Producción Orgánica y Comercio Justo:

En respuesta a la creciente demanda internacional de productos orgánicos, las comunidades de Ayacucho tienen la oportunidad de posicionarse en nichos de mercado especializados. La certificación orgánica y la adopción de prácticas de comercio justo garantizarían mejores precios y condiciones comerciales, fortaleciendo la economía local. Además, la promoción de cooperativas productoras puede facilitar la negociación colectiva y mejorar el acceso a mercados de comercio justo. Estas cooperativas pueden agrupar a pequeños productores y ofrecerles asistencia técnica, servicios financieros y canales de distribución más eficaces.

Desafíos y Perspectivas

 Para que estas iniciativas tengan éxito, es crucial superar barreras como la fragmentación comunal, la falta de acceso a financiamiento y la débil articulación con los mercados. Asimismo, se debe promover una visión compartida de desarrollo que combine la innovación con el respeto por las tradiciones culturales.

En un mundo donde países como China están adoptando tecnologías avanzadas en la agricultura, la región de Ayacucho debe apostar por la diferenciación productiva. La calidad, la identidad cultural y la sostenibilidad ambiental deben ser los pilares de una estrategia que permita a las comunidades campesinas integrarse competitivamente al mercado global.

Hay proyecto que pueden obtener recursos importantes para llevarse a cabo. Uno de estos es la recuperación de más de cien mil hectáreas de andenes abandonados en la cuenca del Rio Pampas, especialmente en los afluentes como son los valles de los ríos Chicha, Sondondo y Caracha.

Aprovechar la diversidad de climas en espacios cercanos, como la zona altoandina, para el desarrollo de la ganadería lechera y de carne y en las partes más altas, la ganadería de camélidos, como alpacas y llamas para la producción de lana, carnes y cueros de alta calidad. En Ayacucho, son las comunidades campesinas dueñas de estas tierras, con grandes extensiones de pastizales nativos.

En las zonas intermedias, son buenas para el cultivo de papas nativas y quinua. En las quebradas, maíz y frutales. Toda esta diversidad debe ser aprovechada por las comunidades campesinas, con el agregado de que sean cultivos ecológicos.

Finalmente, es indispensable impulsar campañas regionales que fomenten el consumo de productos locales, recuperando iniciativas exitosas como “Cómprale al Perú”. Estas acciones no solo fortalecerán la economía de las comunidades campesinas, sino que también contribuirán a la reducción de la pobreza y al desarrollo inclusivo de la región Ayacucho.

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