PERUANICEMOS LA BATALLA DE JUNÍN

PERUANICEMOS LA BATALLA DE JUNÍN
Por Apolinario Mayta Inga, historiador huanca Xauxa.

”La independencia no empezó con San Martín y Bolívar. Ni empezó con la ayuda exterior de
argentinos, chilenos y colombianos. La independencia peruana fue un largo proceso. Comenzó al día siguiente de la derrota del inca por Pizarro.” Pablo Macera Dall’Orso.

¡Con la verdad no temo ni ofendo!, ha dicho Artigas. Y nada ni nadie nos harán callar. A nadie debemos y a nadie odiamos; a nadie tememos y a nadie adulamos, sentenció Basadre.

Sin la victoria de Junín no habría Bicentenario de Ayacucho. Incluso la Independencia del 28 de julio de 1821, proclamada por San Martín, sería un episodio intrascendente. Y, todo el castillo independentista labrada sacrificada y pacientemente se derrumbaría con funestas consecuencias.

A la edad de 25 años, tuvimos el honor en 1970, de representar al diario CORREO de Huancayo, en la Comisión del Sesquicentenario de la Independencia. Frisando los 77 años, por designio divino, después de 50 años, participamos en las celebraciones del Bicentenario de la Independencia y Bicentenario de Junín y Ayacucho, que culmina el 2024.

La Historia de la Independencia, debe ser revisada, replanteada, reescrita íntegramente, porque hay acciones heroicas y hazañas del pueblo peruano indígena, maliciosamente ignoradas. Porque la escribieron argentinos, colombianos, venezolanos, hasta chilenos; también los aristócratas peruanos, desde el punto de vista de sus intereses de clase social, en complicidad con los asalariados mercenarios “célebres plumíferos de los libertadores”.

La Historia oficial de la Independencia, ha recogido solamente los nombres de marqueses, de apellidos de alcurnia y “falsos héroes con pies de barro”. Hay muy pocos nombres del pueblo inscritos para gloria y reconocimiento de las generaciones venideras. Sin embargo, los hombres del pueblo, los humildes campesinos, fueron los que se multiplicaron y dividieron en las acciones, entregaron generosamente sus cosechas, padecieron sin quejarse mil calamidades. Es hora de exaltar sin regateos a nuestros auténticos héroes, relievar la figura del héroe de apellido humilde, cuyos huesos reclaman voz ante la historia.

El Bicentenario debe ser un enfrentamiento, confrontación, careo y cotejo entre la historia tradicional y la historia real, como planteamos hace 50 años, sacudiéndose de la visión conservadora y presentando un estudio polémico y original. Un repensar del proceso independentista, orientado hacia una historia integral, inclusiva y sostenible. Entendiendo que impera la versión tradicional de la historia caudillesca, centralista, limeñista y hasta la “historia machista”.

Nosotros damos un salto hacia una versión más coherente y veraz, lejos de la aburrida y boba versión sacralizada. Es pues la versión de un historiador nacido en las entrañas del pueblo de raza WankaXauxa.

Las intensas lecturas por más de medio siglo, nos han dado un lúcido panorama para recomponer la manoseada historia de Junín y Ayacucho; mayormente falsificada, barnizada, disfrazada y enmascarada por muchos autores, a quienes, el santificado San Martín o el endiosado Bolívar, asalariaron, como también han seducido hasta la complicidad a historiadores, cuyos libros tienen más de novela romántica que de historia verdadera.

Es verdad que en Junín lucharon los hermanos colombianos, argentinos, chilenos y venezolanos. Hasta aquí, es decir la mitad de la historia que nos contaron y aún se cuenta en las escuelas, colegios y universidades del Perú y América del Sur. Las mentiras y medias verdades la gente cree con facilidad.

Como Historiador de Tierra Adentro y de la Región Junín, completaré la historia real y verdadera: También lucharon en Junín el francés Alexis Bruix; el alemán Philipp Braun; el italiano Francesco Baroni y Guillermo Miller de la Gran Bretaña. Quienes derramaron su sangre por la libertad en las pampas de Chacamarca. Incluso se inmoló el alemán y comandante de caballería Carlos Sowersby, cuyos restos mortales descansan en una tumba desconocida del cementerio de Carhuamayo, donde el general Miller colocó una lápida en 1824.

Lo que no dijeron los plumíferos venezolanos y callaron 200 años, es que al verse derrotados, todos “fugaron” del campo de batalla, encabezados por un cobarde llamado Simón Bolívar, el “Napoleón de las Retiradas”, motejado por el caudillo mulato como él, María Francisco Piar que subraya el prusiano y padre del comunismo práctico Carlos Marx.

Salvaron la Independencia del Perú y de América del Sur los “Húsares del Perú” y los Heroicos Montoneros Peruanos. Victoria doblemente peruana, negada alevosamente 200 años por los historiadores colombianos, chilenos, argentinos y venezolanos, tergiversando la verdad histórica y disfrazando a Bolívar como héroe y genial estratega.

Nuestra gratitud a los libertadores, debe conjugar con la viva gratitud a los Montoneros. ¡Ése es el Espíritu Peruanista del Bicentenario de Junín que los peruanos de Tierra Adentro postulamos!

Gloria a Rázuri y Honor a los Montoneros del coronel y fray Bruno Terreros, Félix Aldao, Francisco de Paula Otero, Gerónimo Gora y Cristóbal Huaranga Atoc. ¡Carajo… Peruanicemos el Bicentenario de Junín!…

Peruanicemos el Bicentenario de Junín y Ayacucho, victoria doblemente peruana, de los Montoneros auxiliados por las heroicas rabonas, ignorada 200 años, presentando a Bolívar como héroe ínclito y estratega militar, manipulando la verdad histórica. Falta pues la reinserción de patriotas icónicos, héroes anónimos y heroicas mujeres en la vida y la historia nacional, que debe ser un compromiso después del Bicentenario.

Peruanicemos lo nuestro, como predicaba José Carlos Mariátegui. Entendiendo que nuestro Peruanismo brota de la tierra, cuyos latidos de nuestra raza inca, es el cimiento de la nacionalidad. Sin el indio no hay peruanidad.

Somos peruanistas, por ende, contestatarios por convicción patriota como por nuestro origen indio-aymara. ¡Alzamos pues, la voz en nombre de nuestra viril raza WankaXauxa!

El Bicentenario de Junín y Ayacucho, oportunidad para la revisión y difusión de la historia real, para no caer en la misma cantaleta monocorde de repetir y repetir relatos manipulados antojadizamente, como el culto inmaculado a Bolívar. En nuestros manuales y textos de enseñanza, existen carencias, desviaciones, omisiones maniqueas y voces silenciadas por la “historia caudillesca”; como por ejemplo cuando se niega, que los verdaderos héroes de Junín son los Heroicos montoneros peruanos, el “Glorioso Desobediente” Andrés Rázuri, que se salvó de ser fusilado, también el ranqueño Gerónimo Gora-Ccora Mallma, el junino Cristóbal Huaranga Atoc y no Simón Bolívar, quien fugó cobardemente del campo de batalla. O cuando se ignora que el virrey La Serna fue hecho prisionero por los heroicos montoneros peruanos, encabezado por el sargento peruano de los Húsares de Junín, Pantaleón Barahona.

El coraje de los “Húsares del Perú”, afiebró a un Bolívar necio que enloqueció por la súbita e impensada victoria, cambiando el nombre por el de “Húsares de Junín”. Decisión equivocada históricamente, debería seguir llamándose “Húsares del Perú”, porque la victoria ¡ES! de los heroicos montoneros de todo el Perú y sus respectivas rabonas. Pero Bolívar, intentó borrar de la historia la participación del noble y patriota pueblo indígena peruano; llamándonos con juicio perverso: indios viciosos hasta la infamia, truchimanes, malvados, analfabetos, ignorantes, ladrones, cobardes, coqueros, sin moral y bajos hasta el extremo, decía en carta al vicepresidente de Colombia Francisco de Paula Santander, escrita en Pativilca el 7 de enero de 1824.

Subrayamos que la Caballería del Regimiento Húsares del Perú fueron reclutados por Andrés Rázuri, conformado por indígenas y cholos del Perú profundo oriundos de San Pedro de Lloc, Ayabaca, Ascope, Santiago de Chuco, Cutervo, Hualgayoc, Celendín, Ferreñafe, Sullana, Morropón, Túcume, Pacasmayo. Se sumaron en el poblado de Rancas los de Tarma, Huancayo, Jauja y Rancas, con su jefe Francisco de Paula Otero, Gerónimo Gora Mallma y Cristóbal Huaranga Atoc, Manuel Isidoro Suárez y Guillermo Miller. Vestían poncho y calzan ojotas. Los huesos de 77 heroícos montoneros, ignorados por Bolívar para ocultar su acción heroica, todavía yacen entre el ichu y la escarcha de las frígidas pampas de Chacamarca, esperando el juicio de la historia.

Subrayamos que la Caballería del Regimiento Húsares del Perú fueron reclutados por Andrés Rázuri, conformado por indígenas y cholos del Perú profundo oriundos de San Pedro de Lloc, Ayabaca, Ascope, Santiago de Chuco, Cutervo, Hualgayoc, Celendín, Ferreñafe, Sullana, Morropón, Túcume, Pacasmayo. Se sumaron en el poblado de Rancas los de Tarma, Huancayo, Jauja y Rancas, con su jefe Francisco de Paula Otero, Gerónimo Gora Mallma y Cristóbal Huaranga Atoc, Manuel Isidoro Suárez y Guillermo Miller. Vestían poncho y calzan ojotas. Los huesos de 77 heroícos montoneros, ignorados por Bolívar para ocultar su acción heroica, todavía yacen entre el ichu y la escarcha de las frígidas pampas de Chacamarca, esperando el juicio de la historia.

No somos dueños de la verdad, pero toda mi vida la he perseguido, hasta encontrarla. Ahora soy dueño de mi verdad histórica sobre las Gloriosas Batallas de Junín y Ayacucho. Victoria de los montoneros, rabonas y soldados peruanos. ¡Victoria doblemente peruana!

¡ÉSTA ES MI VERDAD HISTÓRICA PERUANISTA!

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