LOS PUEBLOS ORIGINARIOS Y LA GRAN BATALLA

LOS PUEBLOS ORIGINARIOS Y LA GRAN BATALLA
Por Aníbal Campos, Antropólogo, provincia de Junín.

En 1821 los pueblos del ande ubicados en la sierra central del país entre Tarma y Pasco, llevaron la peor parte. Conocido los acontecimientos de las proclamas de la independencia, por el ejército español, empezaron los saqueos y masacre de la población del ande. Los pueblos de Reyes, Carhuamayo, Ninacaca, Ondores, Carhuacayán fueron incendiados por los huestes realistas liderados por el español José Manuel de Carratalá Martínez (en lo que en estos tiempos serían calificados como de genocidio), quién ordeno una serie de latrocinios a tal punto de casi desaparecer a las poblaciones. Estos hechos marcaron un dolor profundo en los corazones de los hombres y mujeres del ande organizados en llactas, comarcas y pueblos.

Dentro de toda esta historia, surgieron Cipriano Peñaloza, Nicolas Zarate, Gerónimo Gora, entre otros quienes sedientos de furor y venganza formaron las guerrillas con el apoyo de los montoneros.

A la llegada del Libertador Bolívar al Perú en setiembre de 1823, encontró al país sumergido en un laberinto político, con dos presidentes, además del Congreso Constituyente. En enero de 1824 hubo un intento, de parte de los realistas, de reconquistar Lima, lo que obligó al Libertador a trasladar su gobierno a Trujillo.

El virrey José de la Serna, se había posesionado del sur andino, convirtiendo al Cuzco en el nuevo epicentro virreinal, desde donde seguían gobernando, fracturando de esta manera el territorio peruano.

De esta manera, el general venezolano encontraba un Perú, con el norte en manos patriotas y el sur realista. Si bien la independencia se había declarado en la capital en julio de 1821, existía esta división espacial que demostraba que Lima no era el Perú, como equivocadamente lo entendió el virrey Pezuela.

EL EJÉRCITO LIBERTADOR CRUZABA LOS ANDES

El ejército libertador que cruzaba los andes peruanos a través de escabrosos caminos de Yanahuanca y Huariaca, hace su arribo el 1° de agosto de 1824 a Cerro de Pasco. Finalmente, el ejército se establecía en Quillacocha, Rancas y Sacramento, lugar cerca del cual Juan Antonio Álvarez de Arenales derrotó al brigadier O’Reilly, el 6 de diciembre de 1820 en la Batalla de Pasco.

Ese mismo día, el Libertador Bolívar, pasó revista a sus tropas colombianas y, a la mañana siguiente, al ejército en pleno que, reunido en la pampa del Sacramento, presentaba un aspecto impresionante. El ejército habíase formado “extendiendo su línea de batalla de noreste a sur-oeste, cerca de la hacienda de la Sacra Familia. Aquellos soldados de la libertad, como se los llamaba en aquellos días, eran hombres provenientes de la mayor parte de la América Hispana: panameños, chilenos, procedentes de los dos extremos de las tierras en las que, tanto los Libertadores, San Martín y Bolívar, habían dejado sentir su influencia y su presencia. Los cuerpos peruanos recién organizados por los jefes y oficiales de su confianza, ardían por volver a sus armas, el brillo empañado por repetidas derrotas.

LA PROCLAMA DEL LIBERTADOR Si algo faltaba que pudiese aumentar los ánimos del ejército; el Libertador Bolívar, acostumbraba ofrecer proclamas:

¡Soldados! ¡Vais a completar la obra más grande que el cielo ha podido encargar a los hombres, la de salvar un mundo entero de la esclavitud!

¡Soldados! Los enemigos que vais a destruir se jactan de catorce años de triunfos; ellos, pues, serán dignos de medir sus armas con las vuestras, que han brillado en mil combates.

¡Soldados! El Perú y la América toda aguardan de vosotros la paz, hija de la victoria; y aún la Europa liberal os contempla con encanto, porque la libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del Universo. ¿La burlaréis? ¡No! ¡No! Vosotros sois invencibles.

Cuando el Libertador hubo acabado de pronunciar aquellas hermosas palabras, se le acercaron los generales y jefes para informarle acerca de la revista, para solicitar su opinión al respecto. El Libertador, respondió:

“Contando con los vencedores de Boyacá, Carabobo, Bomboná y Pichincha, y aún más, con el brillante ejército peruano y sus aliados, con sus valientes generales y jefes, ¡¡ya no es posible que vacile en presentar una batalla”.

El mismo día en que Guillermo Miller mandaba las antedichas informaciones al Libertador, éste se ponía en marcha, avanzando hacia Cochamarca, pueblo en el que sus tropas acamparon y pasaron la noche. Al día siguiente, reiniciaron la caminata, esta vez en dirección a la hacienda El Diezmo.

Mientras esto sucedía en el sector insurgente, Canterac había avanzado por la ruta de Tilarnioc y Reyes, al pueblecito de Carhuamayo, llegando a las 10 de la mañana del 5 de agosto. Aquí Monet y Maroto recibieron órdenes de acampar con la infantería, mientras el mismo Canterac, a la cabeza de los jinetes, avanzó hacia Cerro de Pasco. El general español optó por regresar desesperadamente sobre sus pasos, arribando a Carhuamayo en la noche, incendiando todo un pueblo indefenso, dejando únicamente seis casas en pie.

El día anterior a estos sucesos, el ejército patriota tomó la dirección de Carhuacayán, rumbo a Conocancha. Bolívar dispuso que Sucre marchase con la infantería por las alturas, mientras él avanzaba con los jinetes por el llano. En Rumichaca, el Libertador se enteró de que los realistas estaban a punto de ocupar Cerro de Pasco, por lo que apresuró la marcha. Los patriotas pasaron la noche en Conocancha, pueblo que ocuparon en la tarde y, donde se les unió el incansable Guillermo Miller

El Libertador supo en este pueblo que los realistas aceleraban la marcha. Debido a esto, tuvo que desistir de su propósito de proseguir a Huaypacha y Yauli, ordenando a sus tropas que variasen el rumbo para dirigirse con la mayor celeridad al pueblo de los Reyes. Se inició así la marcha de Este a Oeste, que tantas sorpresas, iba a deparar.

LA MARCHA EN EL DÍA DECISIVO

Según estas disposiciones, la vanguardia, con el general Córdova, inició la marcha a las 4 de la mañana de aquel glorioso lunes 6 de agosto. La Mar le siguió con la división peruana, colocándose Lara a la retaguardia de la formación. A las 06 de la mañana, se procedió a vadear los ríos Palcamayo y Mantaro por la zona de Carhuaro, operación que cumplieron los soldados “con el agua arriba de la cintura” y que duró varias horas. En la tarde, la caballería se adelantó y llegó a la cumbre de la quebrada de Chacamarca, en donde, a las cuatro de la tarde, se abrió ante los jinetes una vista grandiosa e impresionante: un poco al sur del pueblo de los Reyes, en la verdosa y ondulante llanura, que se extiende majestuosamente.

El terreno: “La pampa de Junín, que sirvió de campo de batalla a las caballerías del Rey y de los patriotas, es una inmensa llanura en la sierra peruana.

Cuando las tropas patriotas divisaron a los realistas, empezaron a dar estruendosos vivas, signo de profunda confianza y de optimismo. Desmontaron de sus mulas e iniciaron la preparación de sus cabalgaduras. Se dice que Necochea, jefe de la caballería, se aproximó al Libertador, diciéndole: “Pronto me verá V. E. muerto o victorioso”. Los siete escuadrones patriotas dieron así inicio al penoso descenso.

Pocos minutos habían transcurrido desde que los clarines del Rey tocaron la señal de ataque, cuando los desorganizados insurgentes vieron acercarse a la imponente y disciplinada formación colonial, cuyos integrantes esgrimían amenazadoramente sus largas lanzas y sables, con intenciones de desmoronar de una sola acometida la débil línea de sus oponentes. A pesar de todo, los llaneros colombianos, expertos en la lucha de este tipo, no se amilanaron ante el espectáculo. Enristraron sus enormes lanzas y aguardaron a los enemigos a pie firme y resueltos a todo. Demás está decir que el choque de ambas caballerías fue espantoso. Los dos sectores, tanto el de Necochea, como el de Miller, fueron embestidos casi al mismo tiempo.

EL PROTAGONISMO DE LOS MONTONEROS

José Andrés Rázuri, con la participación de los bravos y aguerridos guerrilleros y montoneros quienes formaron parte del batallón de los Húsares del Perú, fueron quienes dieron la gloriosa victoria en las Pampas de Chacamarca, haciendo retroceder al ejército realista liderado por Canterac, de más está decir que durante toda la tarde y la noche fueron perseguidos por altipampa, donde muchos soldados realistas se dispersaron y fueron tomados prisioneros.

La participación de los hombres y mujeres fue transcendental, que, sin el apoyo de montoneras y guerrillas peruanas andinas de todas estas regiones, sencillamente el triunfo no hubiera sido posible. Guerrillas y montoneras, tropas de campesinos y arrieros que se unieron a la causa de la independencia, combatieron en apoyo al Ejército Libertador. Con sus incursiones, estos peruanos que conocían los caminos y condiciones de los Andes dieron permanente asedio a los ejércitos realistas, dotaron de alimentos, abrigos, pellejos, frazadas; apoyaron en la preparación de los alimentos, auxiliaban a los enfermos y, otras tareas que se requería.

Por ello, por tercer año consecutivo se realizó desde el 01 al 06 de agosto la gran Caminata y Cabalgata por la Ruta de los Libertadores en el Bicentenario, instaurado para remembrar el accionar de los hombres y mujeres de Pasco y Junín.

“HONOR Y GLORIA A LAS GUERRILLAS Y MONTONEROS DEL ANDE PERUANO”

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