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Las niñas, niños y adolescentes en el Bicentenario de la Batalla de Ayacucho: reflexiones de una generación heredera de la independencia

Las niñas, niños y adolescentes en el Bicentenario de la Batalla de Ayacucho: reflexiones de una generación heredera de la independencia
Mg. Celia Cerda Vásquez, gerente Macro Región Sur World Vision Perú.

Las niñas, niños y adolescentes en el Bicentenario de la Batalla de Ayacucho: reflexiones de una generación heredera de la independencia.

En el 2024, se cumplen 200 años de la Ba[1]talla de Ayacucho, una de las batallas más decisivas en la historia de la independencia de América Latina. El bicentenario representa una oportunidad para reflexionar sobre el pasado y construir un futuro más inclusivo. En este contexto, la mirada hacia las generaciones más jóvenes, y en particular hacia las niñas y niños, resulta vital. ¿Qué significa la independencia para ellos? ¿Cuál es su rol en la construcción de una nación más equitativa y democrática? A través de este análisis, exploraremos cómo este aniversario impacta a las niñas y niños del Perú y, cómo ellos representan la esperanza de un futuro donde los ideales de libertad, justicia e inclusión puedan prosperar.

La batalla de Ayacucho y su significado histórico para las nuevas generaciones

La batalla de Ayacucho, llevada a cabo el 9 de diciembre de 1824, marcó un punto decisivo en la independencia del Perú y de toda América Latina. Liderada por el general Antonio José de Sucre, fue una victoria estratégica que selló la independencia de la región. Este evento es histórico, ya que sigue sien[1]do recordado por su papel en consolidar la autonomía de los países latinoamericanos y es un símbolo de lucha por la libertad.

Para las generaciones actuales, la batalla de Ayacucho simboliza los valores de libertad, resistencia y unión. Esta batalla enseña la importancia de luchar por la justicia, la igualdad y la autodeterminación, valores esenciales para la construcción de sociedades libres y democráticas. Además, es un recordatorio de que los logros obtenidos por nuestros antepasados se sostuvieron en el sacrificio y la cooperación entre naciones hermanas.

La historia de Ayacucho puede inspirar a las nuevas generaciones a trabajar por país más unido, donde se promuevan el diálogo, la cooperación y la integración regional. La victoria alcanzada en 1824 subraya la importancia de la cooperación entre naciones para superar desafíos comunes, un mensaje muy vigente en el contexto actual.

Por ello, este bicentenario ofrece una valiosa oportunidad de conectar con el pasado y comprender las raíces de la identidad peruana. Es fundamental que la educación transmita a las niñas, niños y adolescentes este legado de independencia, no solo como un hecho histórico, sino como una inspiración para la construcción de un país más justo y equitativo.

Situación de las niñas, niños y adolescentes en la región Ayacucho

Ayacucho, región cargada de historia y simbolismo para el Perú, es también hogar de una generación de niñas, niños y adolescetes que enfrentan diversos desafíos y oportunidades en la actualidad. En esta región residen alrededor de 616,176 habitantes de los cuales 212,367 son niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años de edad.

Esta generación representa una parte esencial de la sociedad ayacuchana, y su participación, voz y presencia son fundamentales para la construcción de una región inclusivo, equitativo y democrático. Este artículo examina la importancia de las generaciones más jóvenes de Ayacucho en la sociedad peruana, destacando su papel, los retos que enfrentan y las formas en que contribuyen a su comunidad y nación.

En la actualidad, las niñas, niños y adolescentes en Ayacucho enfrentan una serie de desafíos en términos de acceso a educación, salud, protección y participación. Las estadísticas muestran que aún existen altos índices de pobreza infantil, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) señala que Ayacucho es la sexta región con mayor pobreza monetaria en el país, con un 39,4% especialmente en áreas rurales, donde muchos niños y niñas no tienen acceso a servicios básicos de salud ni a una educación de calidad. Así mismo los niveles de violencia son cada vez más evidentes en las estadísticas, según el boletín estadístico regional del Programa Aurora del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables de enero a setiembre de 2024 se han registrado 3891 casos de violencia física, psicológica y sexual, siendo el 31% hacia niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años de edad.

La calidad de la educación en el departamento de Ayacucho es baja, lo que en gran medida explica la persistencia del bajo desarrollo humano. Las causas de esta situación son la concepción homogénea de los servicios educativos, frente a una sociedad que se caracteriza por la diversidad social, cultural y económica, así como las deficiencias en el contenido curricular, infraestructura, equipamiento, docentes, material educativo y problemas en la gestión, lo que se refleja en los bajos logros de aprendizaje. De acuerdo a ECE 2019 los logros de aprendizaje en comprensión lectora para el año 2019 en el 2do grado de primaria es de 37.9 % y en 4to grado de primaria el 31.7 %; mientras el logro del nivel satisfactorio en matemáticas en 2do grado de primaria es del 17.2 %, y en 4to grado es de 34.5 %. El bajo desarrollo humano de la población se expresa en el IDH de 0.4327 para el año 2019, con lo que Ayacucho ocupa el 20º lugar en el ranking nacional.

De igual manera, la calidad de la salud es baja en la población, de acuerdo a ENDES en Ayacucho, la anemia en niños menores de 5 años pasó de 49.8% a 50.7% mientras que la Desnutrición Crónica Infantil (DCI) paso de 16% a 19.2%.

Estas condiciones afectan no solo su presente, sino también sus oportunidades futuras y su capacidad de participar activamente en la sociedad. Además, la desigualdad y la exclusión social son realidades con las que muchos niños conviven diariamente, y que limitan su crecimiento integral. La educación, que es una herramienta para combatir la exclusión, sigue siendo desigual entre el ámbito urbano y rural, dejando a muchos niños en desventaja desde temprana edad. Al considerar el papel de los niños en la sociedad actual, es imperativo que el país trabaje por reducir estas brechas para construir una sociedad donde todos los niños puedan prosperar.

Las niñas, niños y adolescentes de la región Ayacucho como agentes de cambio en el bicentenario

A pesar de los desafíos mencionados, las niñas, niños y adolescentes (NNA) de la región Ayacucho son agentes de cambio en sus comunidades. En los últimos años, hemos visto a NNA participando activamente en redes de niños y niñas, organizaciones de NNA, voluntariados, entre otros, promoviendo su ciudadanía activa, la participación, la sostenibilidad ambiental, la igualdad y el respeto por los derechos humanos. Estos niños, adolescentes y jóvenes están utilizando plataformas digitales para alzar su voz y exigir cambios en la sociedad, demostrando que no son solo el futuro del país, sino también su presente.

El gobierno y la sociedad civil han comenzado a reconocer la importancia de incluirlos en los procesos de toma de decisiones. Iniciativas como los municipios escolares, redes de NNA, presupuestos participativos de NNA y los consejos consultivos y participativos de niñas, niños y adolescentes han permitido que los más jóvenes participen en el debate público y expresen sus opiniones sobre los temas que les afectan directamente.

La participación de las NNA en espacios de opinión y decisión se ha vuelto cada vez más importante. Al brindarles la oportunidad de expresarse, se les permite contribuir a la construcción de una sociedad más inclusiva y sensible a sus necesidades y preocupaciones. A través de programas y proyectos que fomenten su participación, se puede construir un futuro que realmente refleje los valores y aspiraciones de las nuevas generaciones. Sus sueños y aspiraciones reflejan un futuro que desean construir, donde haya igualdad de oportunidades y respeto por los derechos humanos.

Desde World Visión Perú (WVP), se ha promovido por más de 15 años la participación significativa de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes; en este sentido se ha contribuido a fortalecer diferentes espacios de participación que acompaña el Estado como los Consejos Consultivos y Participativos de Niñas, Niños y Adolescentes, y los Municipios Escolares, con quienes se ha trabajado acciones de movilización e incidencia relacionadas a los problemas que les afecta y preocupa.

A nivel nacional WVP acompaña a la red ANALIT (Alianza Nacional de Líderes de Transformación) conformada por más de 800 niñas, niños y adolescentes en ochoregiones donde World Vision Perú interviene, quienes han contribuido desde sus voces a la mejora de diferentes políticas públicas a nivel nacional, como el Código de los Niños y Adolescentes, la Ley N° 30403, ley que prohíbe el castigo físico y humillante, Ley N° 29719, ley que promueve la convivencia sin violencia en las instituciones educativas y en este último año han presentado una propuesta de mejora al Programa Nacional de Alimentación Escolar «Qali Warma».

Los niños, niñas y adolescentes de Ayacucho son piezas clave en la construcción de un futuro próspero, pacífico y sostenible para su región. Como agentes de cambio, tienen la capacidad de transformar sus comunidades a través del compromiso con sus raíces, el impulso de la paz y la justicia, y la participación activa en temas ambientales y sociales. En el bicentenario, su rol como protagonistas y guardianes del legado histórico es crucial para avanzar hacia un Perú inclusivo, justo y culturalmente rico.

Retos y Compromisos: la responsabilidad de todos y todas con las nuevas generaciones.

El Bicentenario de la Batalla de Ayacucho, no solo es una ocasión para mirar hacia el pasado y evaluar los logros alcanzados, sino también para proyectar el futuro. Las niñas y niños de hoy serán los adultos del 2050, y es nuestra responsabilidad garantizar que crezcan en un entorno que les brinde oportunidades equitativas para desarrollarse y alcanzar su potencial. Para lograr este objetivo, es necesario fortalecer las políticas públicas dirigidas a la infancia y adolescencia, asegurando una mayor inversión en salud, educación, participación y protección de derechos. Además, es fundamental promover la igualdad desde temprana edad y garantizar que las niñas y los niños tengan las mismas oportunidades de éxito en todos los ámbitos de la vida.

Ayacucho tiene una oportunidad única en este momento histórico para construir un futuro más justo e inclusivo para todos los niños. El rol de la sociedad y el gobierno en garantizar los derechos de las NNA es fundamental. Las políticas sociales y educativas deben asegurar que cada niño tenga acceso a una vida digna y a oportunidades que le permitan desarrollarse plenamente. En este sentido, el bicentenario puede servir como un recordatorio de la responsabilidad de todos los actores sociales en crear un entorno donde las NNA puedan crecer en paz y libertad.

La conexión con el desarrollo sostenible también es crucial, pues un futuro donde el bienestar de las NNA esté en el centro de las políticas públicas es un futuro donde se respeten los ideales de justicia e inclusión. Honrar el espíritu de la independencia significa construir un país donde cada niño pueda alcanzar su máximo potencial y contribuir a una sociedad más justa y equitativa.

Conclusión

Las niñas, niños y adolescentes en la región Ayacucho enfrentan una serie de retos significativos, pero también se encuentran en una posición única para ser protagonistas del cambio. Con el apoyo adecuado y políticas públicas que promuevan su bienestar, los niños peruanos pueden construir un futuro más brillante y equitativo para el país. La tarea es grande, pero con la voluntad colectiva de todos los sectores de la sociedad, es posible asegurar que ningún niño se quede atrás.

La celebración del Bicentenario de la Batalla de Ayacucho no solo debe ser una ocasión para rememorar el pasado, sino también para mirar hacia adelante. Las, niñas, niños. Adolescentes y jóvenes quienes en el 2024 simbolizan la esperanza y la continuidad de los ideales de libertad y justicia, son los en[1]cargados de construir el Ayacucho del mañana. Las acciones de hoy, desde las políticas públicas hasta los pequeños gestos de inclusión y respeto en las comunidades, son clave para cimentar una sociedad que refleje los valores por los que tantos lucharon. Con ello, Ayacucho puede aspirar a un futuro donde cada NNA pueda vivir en libertad, paz, y con oportunidades justas para alcanzar sus sueño

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