FUJIMORI, CON MUCHOS PENDIENTES

octubre 16, 2024

12/09/2024

De manera sorpresiva se anunció la muerte de Alberto Fujimori, de quien se había especulado que sería el candidato presidencial de Fuerza Popular, porque así fue determinado por Keiko, su hija, en conversación con su padre. La dinastía podía persistir y, superar los tres intentos fallidos de la hija, desde la presencia del que personificaba el fujimorismo original y real.

Una vida controvertida que apareció prácticamente de la nada, inaugurando la historia de los outsiders en la política peruana, derrotando a Mario Vargas Llosa, el personaje universal de las letras peruanas. Recuerdo aún, que, por los años 90, conducíamos un noticiero en Radio Ayacucho y, que en una circunstancia hizo su aparición un candidato desconocido, que nadie le prestó importancia y tomó una butaca espero su turno para la entrevista. Ya, pasados los meses, reparamos que aquel visitante casi anónimo, había sido Alberto Fujimori y podía ser presidente del Perú, como lo fue después.

Habrá ocasión para un balance mayor, pero despertó una gran expectativa, luego de los trágicos años del primer gobierno del APRA, cuando su mensaje resultaba radicalmente diferente al anunciado por el Frente Democrático (FREDEMO), que rompió con todo; privatizó prácticamente lo que había, hizo más pobre a los más pobres y, acabó con toda la institucionalidad democrática, supuestamente como recurso, para acabar con el terrorismo, generando las mayores violaciones de los derechos humanos, que lo llevó posteriormente a la cárcel.

Y en la sombra de la oscuridad, con todos los medios de comunicación y la institucionalidad democrática, controlada, crecía la corrupción, el desgobierno y la impunidad, que viajó a un certamen internacional y no volvió más, hasta que, por un recurso legal, tuvo que ser extraditado, enjuiciado y encarcelado, de donde salió por una gracia presidencial.

Tuvo un estilo presidencial de asistencialismo, que llegaba a los pueblos alejados, a veces personalmente y otras, con frazadas, calaminas, que, hacia popular, aquella frase de “Chino, chino, chino”, paradójicamente en los sectores más pobres, D y E. Se interesó en los Comités de Autodefensa y los reconoció desde el año 92, cuando ya todo había prácticamente terminado.

Gran parte de los demócratas en el país, entendía que su caída en el 2000, inauguraría una nueva historia, pero no duró mucho. El Fujimorismo, de haberse reducido casi a nada en el Congreso del 2000, fue recobrando fuerza y constituye hasta hoy, seguramente, el partido de mayor organización, que, más allá de todo, persiste con el mismo ADN, de Alberto Fujimori, de quien quisieron distanciarse y luego lo volvieron a reivindicar.

Muerto hoy, Fujimori, su historia continuará hasta recobrar la institucionalidad democrática y la ciudadanía activa, pero los grandes pendientes, seguirán exigiendo y demandando justicia, democracia, transparencia. Sus seguidores se afirmarán más, sus detractores de igual manera, pero construir un país con futuro, nunca será posible en dictadura, sin participación, sin libertad de prensa, sin ciudadanos activos, sin vigencia del Estado de derecho. Ahí, la lección que deja Fujimori, para todos los peruanos.