ELECCIONES CON FECHA Y PARTIDOS POLÍTICOS A LA DERIVA

Por Carlos Condori, antropólogo y periodista ayacuchano.
La presidenta Dina Boluarte debe estar respirando con algo de tranquilidad, dado que ha fijado una fecha para un proceso electoral tan esperado por la ciudadanía, que, según sus propios cálculos, también acabaría con la idea del adelanto de elecciones que se consideró en las circunstancias de censura del Ministro del Interior. Fuerza Popular, al parecer, ha realizado los mejores cálculos para distanciarse de la protección presidencial al ministro, puesto que mantenerlo significaría poner en riesgo no solo al Ejecutivo , sino, sobre todo, al cogobierno existente en estos momentos; situación que aún facilita cartas pendientes en la desinstitucionalidad del Estado.
En consecuencia, en términos políticos y hasta psicológicos, parece abrirse un periodo, ya no de vacancia, sino de preparación para la próxima gestión de gobierno y, en todo esto, resulta preciso acabar con todo lo andado en el desmontaje de la Constitución , cuya reforma integral o nueva fue de oposición completa.
La convocatoria en mensaje a la nación resulta importante en tal sentido, considerando que atenúa en algo las tensiones políticas hacia las altas esferas, pero también brinda un espacio de tiempo para propósitos políticos, sin ningún contrapeso, y así continuar, sobre todo con la mirada puesta en el poder judicial y el ministerio público, cuya agenda ya está en debate.
Si eso ocurre en las altas esferas de la escena política en general, en la sociedad se observa con absoluta preocupación lo que ocurre con los partidos políticos. Actualmente, se hallan registradas 41 organizaciones políticas y se encuentran en proceso de inscripción otras 32, lo que hace un total de 73 partidos políticos, aunque se ha señalado que hasta el próximo 12 de abril, cuando se cierran las inscripciones, no llegarían todos, sino ya para las próximas elecciones.
Pero el asunto de los partidos políticos es realmente increíble; no pasa simplemente por su inscripción, sino, sobre todo, por su actividad y protagonismo político en un mínimo de 20 regiones del país. Esto quiere decir, mínimamente, un local para reuniones y actividades, que en verdad, simplemente no existe. Nadie imagina, tan solo en Ayacucho, 30 o 40 locales funcionando, sino tan solo un señalamiento de dirección para lograr la esperada inscripción.
La suerte, sin embargo, irá cambiando poco a poco, a medida que se acerquen los procesos electorales, considerando que los locales se abrirán de par en par, desarrollarán reuniones, asambleas, agitación y altavoces para vender las bondades que ofrecen . Esto, empero, no ocurrirá en 20, 30 o 40 organizaciones, sino tan solo en 4 o 5, que comenzarán a mostrar el temperamento del proceso electoral en marcha.
En suma, gracias a diversos recursos, incluida la tecnología, el marketing político, la logística y los recursos económicos, algunos podrán llegar al congreso , y los demás, alinearse para la segunda vuelta electoral, que casi está institucionalizada , teniendo en cuenta que los respaldos mínimos a los partidos que resultan victoriosos apenas llegan al 20% o menos. Sin embargo, considerando el número de congresistas logrados, serán beneficiarios de una especie de contribución económica para el desempeño político del partido en los cinco años de gestión.
Finalmente, tales partidos, con los aportes económicos de todos los peruanos, muchos de ellos fraccionados o pulverizados en el camino, siguen recibiendo la asignación económica y, no sabemos para qué actividades y con qué resultados, pero entregan los informes correspondientes para continuar con los beneficios.
En una historia así, se abre un proceso electoral, con cálculos claros en las altas esferas, y sin rumbo en la institucionalidad política más importante, que son los partidos.