BICENTENARIO DE JUNÍN

BICENTENARIO DE JUNÍN

Un descontento generalizado se vivió durante la celebración de la Batalla de Junín, por las extremas medidas de seguridad desplegada por la policía, que impidió el ingreso de miles de personas que llegaron hasta el Santuario Histórico de Chacamarca, el lugar preciso donde se enfrentó la caballería del Ejército Libertador con el Ejército Real del Perú, en la inmensa meseta de Bombón o Pampa de Junín.

Los espectadores llegaron a Chacamarca desde todas las provincias de las regiones de Junín y Cerro de Pasco e incluso de algunas de Huánuco, territorio que recorrió el Ejercito Libertador, desde Pativilca a la sierra central, al mando del General Simón Bolívar, en su campaña final para liberar al Perú del dominio español.

Dos programas casi a la misma hora

Los que programaron las ceremonias en Junín, cometieron varios errores, lo que impidió que muchos de los asistentes a la ceremonia en la plaza de armas de la capital de la provincia, entre estos alcaldes provinciales y distritales, autoridades nacionales y hasta congresistas, pudieran trasladarse a tiempo hasta el Santuario Histórico de Chacamarca, ubicado a 8 kilómetros de la ciudad.

La ceremonia en la Plaza de Junín se inició pasadas las 8 de la mañana. El programa tenía un aspecto formal, como el izamiento de las banderas del Perú, de Junín, de los países bolivarianos y sanmartinianos, colocación de ofrendas florales al monumento ecuestre del Libertador Simón Bolívar, el discurso de orden y finalmente el paseo del Pabellón Nacional desde la Plaza de Armas por el jirón Simón Bolívar hasta la Avenida Manuel Prado. La ceremonia concluyo cerca de las 9 de la mañana.

Concluida la ceremonia en la ciudad de Junín, los visitantes tenían que trasladarse en medio de desorden por la cantidad de vehículos oficiales y privados de autoridades, delegaciones, visitantes que debían llegar hasta Chacamarca, donde estaba programada la actividad central, al pie del obelisco levantado en honor a los Vencedores de Junín.

La policía tenía orden de cerrar el ingreso al santuario de Chacamarca a las 9 de la mañana. ingreso de las autoridades y delegaciones que iban a participar en la ceremonia fue priorizada y controlada. El ingreso de los pobladores y visitantes fue restringido. Se pedía invitación o si se encontraban en una relación de autorizados, incluso a los periodistas que cubrían la ceremonia o pertenecían a las oficinas de prensa de congresistas y municipios.

Un cerco de más de trescientos metros, impedía que los pobladores pudieran ingresar por un lugar distinto a la zona donde se desarrollaba la ceremonia, lo que generó protestas de parte de los visitantes y pobladores de Junín, que exigían que los dejen ingresar, aduciendo que Chacamarca es parte de su provincia y su ciudad, y que los policías y autoridades eran ajenos al pueblo.

Ausencia de Dina Boluarte deslució ceremonia

La llegada de la presidenta de la república había generado expectativa entre la población de la región, y en especial de la provincia de Junín. Es cierto que muchos esperaban esa visita para reclamarle el cumplimiento de las promesas que hicieron los ministros y también ella en visitas anteriores.

“Esperamos que llegue y que venga con las directivas o leyes para que se ejecuten las obras prometidas”, eran las frases que más se escuchaban de los vecinos que fueron impedidos de ingresar. La situación se mantuvo tensa durante varios minutos y se relajó cuando se anunció, extraoficialmente a través de rumores, que la presidenta de la república no iba a asistir a la ceremonia.

En comparación de años anteriores, señalaron los pobladores al término de la ceremonia y mientras retornaban a Junín, que la celebración en Chacamarca había sido “como en familia”. Al pueblo no le fue permitido ingresar, lo que le resto ese calor popular que en años anteriores de manifiesta.

En las tribunas levantadas para los invitados incluso se notaba espacios vacíos. En la zona oeste de Chacamarca, donde siempre se han ubicado los pobladores interesados en presenciar la ceremonia y apreciar el desfile de las delegaciones escolares, institucionales, así como del ejército se mantuvo vacía.

Tampoco pudieron observar la escenificación de la Batalla de Junín, que recrea en Chacamarca el momento crítico, en el que Andrés Rázuri, al mando de la caballería peruana conformado por “indios y cholos”, ataca la retaguardia de la caballería realista, que estaba derrotando a la caballería del ejercito libertador.

Era una caballería recién conformada por indígenas reclutados en san Pedro de Lloc, Ayabaca, Ascope, Santiago de Chuco, Cutervo, Hualgayoc, Celendín, Ferreñafe, Sullana, Morropón, Túcume, Pacasmayo, a los que se sumaron en Rancas los indios y mestizos de Tarma, Huancayo, Jauja, y por supuesto de Rancas

Las demandas de Junín

Los vecinos de Junín, la provincia al norte del departamento es la más olvidada. Ubicada a más de los 4 mil msnm, sus pobladores tienen varias demandas, que hasta el momento no han sido atendidas por las autoridades nacionales y regionales.

La principal demanda esta relacionado con los servicios básicos de saneamiento. Junín no cuenta con una Planta de Tratamiento de Agua Potable y lo único que tienen es agua entubada que procede de un reservorio, lo que es un permanente factor de enfermedades parasitarias, especialmente en niños. “El agua que consumimos no es tratada. Yo he visto hasta gusanos hay en el agua”.

Tampoco cuentan con una red de alcantarillado para el tratamiento de las aguas servidas ni para las aguas pluviales. Además, requieren de una Planta de tratamiento de las aguas servidas, para que estas no lleguen al lago de Junín. El gobierno nacional y regional, ofrecieron estas obras como impostergables por el bicentenario, y no se ha cumplido.

Otro problema es la carencia de buenos profesionales en el hospital de Junín. Hay sólo médicos generales y los pacientes son derivados al hospital de la Oroya, a Tarma y finalmente a Huancayo. Los servicios de EsSalud también son limitados a una oficina donde lo único que hacen es derivarlos al hospital de La Oroya y de ahí a Huancayo.

En el campo educativo, llevan años pidiendo una universidad o una filial de la Universidad del Centro. Los jóvenes que egresan de secundaria deben migrar a otras ciudades como Pasco, Huancayo o Lima para seguir estudios universitarios. Eso los alejan de su familia, de su provincia y normalmente no regresan. No existe interés de las autoridades, porque ni siquiera existe un centro pre universitario en la ciudad.

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