AYACUCHO, inversiones y desarrollo social

“EL SER HUMANO PREFIERE SUFRIR ANTES QUE CAMBIAR” (Carl Gustav Jung)
El departamento de Ayacucho se halla en situación de crisis social por muchas décadas, sin que el problema sea materia de análisis y atención en las entidades públicas y la academia, a fi n de hallar alternativas de solución oportunas y adecuadas. La crisis social es la normalidad aceptada por todos. Así, la pobreza es un problema social grave que afecta en forma permanente al 40.0% de la población ayacuchana; sin embargo, no existe interés de atacar las causas que la originan, y sólo sirve como tema de discurso político para los candidatos en épocas electorales.
La anemia es otro problema social permanente, que afecta a más del 50.0% de la población infantil, condenando a miles de niños y niñas a un futuro de bajas capacidades humanas y pobreza. Hasta la fecha, este problema también sólo ha servido para discursos políticos en campañas electorales y shows públicos, pero nada de soluciones concretas y sostenibles.
La educación está en grave crisis desde hace muchas décadas, no por la falta de infraestructura, sino por el deficiente contenido curricular y la baja calidad de los servicios de educación, cuya contribución al desarrollo humano es muy baja. Cada año el Gobierno Regional destina más de 900 millones de soles, a parte de la inversión en infraestructura educativa, a brindar los servicios educativos en sus diversos niveles y modalidades. Sin embargo, los resultados son deficientes en términos de comprensión lectora y matemáticas y otros indicadores, que no guarda coherencia con los altos presupuestos asignados anualmente. El fracaso permanente en los servicios educativos no llama la atención a nadie, ni hay sanción para los responsables y es parte de la normalidad en la sociedad ayacuchana.
Como resultado de los bajos niveles educativos en la población, y la baja calidad de los servicios educativos, la participación de la población económicamente activa (PEA) en el mercado laboral es en condición de subempleado, con ingresos insuficientes que explican la existencia de alto nivel de pobreza.
La responsabilidad de la falta de interés por resolver los graves problemas sociales que afectan a Ayacucho, no sólo recae en las autoridades de las entidades públicas, sino también en toda la población ayacuchana, que tiene una percepción distorsionada y precaria de la realidad. La población sin el menor análisis pide solamente “obras” o “proyectos de impacto”, como medio de solución de sus problemas; y por ello, los periodos electorales se convierten en una feria de promesas de obras, y no de propuestas de desarrollo económico y social: Los candidatos sólo ofrecen lo que el pueblo pide, y todo se torna un círculo vicioso, que no permite ver más allá, aunque la situación se agrave más y la población sufra. De este modo somos una sociedad que carece de horizonte de largo plazo, se halla sin rumbo y sólo se concentra en las necesidades del corto plazo.
Esta percepción equivocada de la realidad, y el correspondiente comportamiento social, es un fenómeno originado todavía en el siglo XIX, cuando Ayacucho no contaba con la infraestructura básica como carreteras, puentes, escuelas y otros, y había la justificación suficiente y concreta para demandar “obras públicas”. Con el pasar del tiempo, la situación fue mejorando por el incremento de la inversión pública, pero la demanda social en el siglo XX y hasta la actualidad sigue siendo “obras”, a pesar de que los tiempos han cambiado y que los problemas actuales son de naturaleza social, económica, política, ambiental y de seguridad ciudadana, los cuales no se solucionan con obras. Somos una sociedad que se ha estancado en ideas, conceptos y actitudes del pasado, y que trata de resolver los graves problemas actuales con instrumentos desfasados del siglo XIX y XX. Por esta forma de pensar y actuar, en las últimas 5 décadas hemos avanzado en la construcción del cascarón de los servicios públicos de educación y salud, pero el contenido se mantiene deficiente, por lo que contribuyen poco al desarrollo al desarrollo social, económico y cultural de Ayacucho.
La sociedad ayacuchana actual es más compleja, inmersa en un contexto nacional e internacional que implica grandes riesgos y oportunidades, los cuales vienen configurando una sociedad con grandes brechas sociales y alta criminalidad, y nadie parece darse cuenta de este proceso peligroso destructor de la democracia. Mientras la población se mantiene pasiva y conformista, los actores externos han tomado control de nuestras vidas, y somos cada vez más vulnerables y víctimas de los procesos impuestos por otros. No somos capaces de comprender que la mayor parte de los problemas internos que tenemos son generados por actores y factores externos de nivel nacional e internacional, con la complicidad de actores ayacuchanos, y nosotros los aceptamos con normalidad. En río revuelto hay ganancia de unos pocos.
Siendo así el comportamiento social, se puede comprender que la causa de los problemas sociales que describimos al principio no es por falta de presupuesto, ni tampoco de obras de impacto, sino estamos inmersos en una grave “crisis de ideas, conocimiento, identidad y valores” como sociedad, que no nos permite comprender la realidad interna, y mucho menos el complejo sistema nacional e internacional, por lo que nuestras demandas sociales se limitan precariamente a obras de infraestructura y más presupuesto, haciendo juego a este sistema injusto impuesto por los actores externos. La nada se ha apoderado de todo, y nos conduce a un futuro con mayores brechas sociales y conflictos. Todo indica que no hemos aprendido de las lecciones de la historia y estamos caminando a ciegas, dispuestos a cometer los mismos errores del pasado, por estar inmerso en un círculo vicioso que no conduce a nada nuevo.
Para conocimiento de la población, a continuación se muestra información sobre el presupuesto total que recibe el Gobierno Regional y los gobiernos locales en el periodo 2020-2024, tanto para la prestación de los servicios públicos como para los proyectos de inversión, los cuales son cifras altas, pero los resultados obtenidos en la calidad de vida de los ciudadanos son deficientes, tanto en la dimensión social y económica, por limitaciones en la concepción de desarrollo y modelos de gestión desfasados. En la mayoría de los casos, las entidades públicas no tienen capacidad de gasto y los presupuestos asignados son gastados parcialmente y en forma deficiente.
En este contexto social, de percepción equivocada de la realidad, desconocimiento del funcionamiento del sistema y conductas sociales tradicionales que mantienen este sistema, no existen perspectivas de cambio en la sociedad, de modo que se espera que los problemas sociales persistan en forma indefinida, hasta que surjan cambios a nivel de ideas, actitudes y valores en la sociedad ayacuchana, que den paso al surgimiento de liderazgos de calidad, así como modelos y equipos de gestión nuevos. Para este cambio trascendental es muy importante que colectivamente reconozcamos que estamos enfrentando una crisis humana, cuyos efectos se expresan en los problemas sociales, económicos, culturales, políticos y ambientales.
Cuando llegue ese momento histórico, los diversos sectores sociales de Ayacucho ya no hablarán de obras y proyectos de impacto, sino de “Objetivos” y “estrategias” de largo plazo, para la resolución de los problemas sociales y económicos que hasta ahora no tienen perspectivas de solución. Necesitamos un salto cualitativo en la calidad de nuestras ideas, actitudes, liderazgos, modelos y equipos de gestión, que nos permita construir colectivamente un horizonte de largo plazo y lo hoja de ruta para llegar allí.