CLAUDIA SHEINBAUM

CLAUDIA SHEINBAUM
07/10/2024
Por Carlos Condori, antropólogo, comunicador social y magister en Gerencia Social de la PUCP.

Es la primera mujer mandataria en México, Claudia Sheimbau, pero no es la primera en Latinoamérica. Ya hemos tenido antes a Bachelet de Chile, convertida hoy en alta comisionada de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas; así como a Dilma Rousseff, también mandataria del Brasil, que muestra el avance del protagonismo de la mujer en la esfera política más importante de nuestros países. Ciertamente, Dina Boluarte, está muy lejos de esa representación de la mujer, pese a ser la primera en el país, que seguramente pudo ser, si en la transmisión de mando, luego del suicidio político de Pedro Castillo, hubiera dejado el poder en elecciones adelantadas.

Claudia Sheinbaum, que no es parte de una larga tradición sanguínea mexicana, pero que representa una historia política, que viene desde sus generaciones, no sólo despierta la gran expectativa del pueblo mexicano, sino mucho se empieza a convertir en la voz de los sectores más vulnerables de los países latinoamericanos, las poblaciones indígenas y las mujeres.

En el primer caso, en una demanda de reivindicación histórica que al margen de los tiempos y las circunstancias deberían ser reconocidos. El costo de la presencia española, fue de destrucción y muerte a toda una civilización, haciendo que el oro y la plata ser convierta en el recurso originario que impulso el naciente capitalismo de los países europeos. La historia debe evidenciar que, en ese proceso, la población tahuantisuyana que, según historiadores bordeaba los 10 millones quedó reducida a algo así como un millón, dando cuenta del etnocidio de toda esta historia que se prolongó por más de 300 años.

Lo segundo, la reivindicación de la mujer que no tiene que ser parte del discurso, convirtiéndola no sólo en la primera presidente de México, sino propiamente en la presidenta, en clara valoración de lo femenino, también en las grandes esferas de poder, en otros tiempos solo reservado para los varones.

Pero esta reivindicación, va mucho más allá, haciendo alusión a la mujer en sus niveles vulnerables como trabajadoras de hogar, amas de casa, que sigue siendo observada con todo lo despectivo del caso, considerando una realidad, discriminadora, racista, el origen andino, originario, quechua hablante de la gran mayoría de trabajadores de casa.

Las alusiones despectivas a su condición de mandataria, tiene mucho de machismo, intolerancia, totalmente persistente, aun sabiéndose que no sólo se trata de una política metida en el tema, sino una científica reconocida en todas las esferas académicas. Vale decir con valores y reconocimientos propios.

Una presencia que no escarapela, ni asusta, por la razón de sus demandas, sino que levanta temas históricamente pendientes, en la construcción con equidad de nuestros países y, la reivindicación de la mujer, que es la otra parte de la humanidad.

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