LOS PUEBLOS HISTÓRICOS DE LA INDEPENDENCIA

julio 12, 2024

Por Jorge W. Cárdenas Sáez, general de la Policía Nacional del Perú.

La corriente independentista de fines del siglo XVIII, fue influenciada por la Declaración de Independencia de Estados Unidos (1776) y la Revolución Francesa (1789). Tuvo concordancia con el levantamiento de Túpac Amaru II, en 1780, y las rebeliones de Tacna, 1811 y 1813; Huánuco de1812; y, de los hermanos Angulo en el Cusco en 1814, que, sin duda, fue una de las más trascendentes.

Las ideas libertarias en el Perú, empezaron inmediatamente después de la conquista. Manuel de Odriozola Herrera -director de la Biblioteca Nacional- en “Documentos Históricos” escribe: “En 1565, Felipe Lujan Briceño informa al Virrey Lope García de Castro un Intento fallido de Independencia de parte de los incas”. Felipe Guamán Poma de Ayala, natural del Sondondo, en sus apuntes sobre Cristóbal de Albornoz y el “Taki Onqoy”, en 1583 “Instrucción para descubrir todas las guacas del Pirú y sus camayos y haciendas”, consigna: “Estos yngas siempre desearon bolver a recuperar estos reinos por los medios posibles, y lo han intentado…” (Sic).

La hegemonía realista, se mantenía en el Virreinato del Perú, por ello el énfasis de los países vecinos de apoyar el proceso independentista. El apoyo más influyente vino desde Argentina y Chile, teniendo vital importancia la actuación de los precursores por su liderazgo y difusión de ideas libertarias, en un trabajo sostenido “pueblo por pueblo” impulsado por Juan José Castelli y Manuel Belgrano.

Se logró, progresivamente, proclamas y juras de la independencia en los pueblos del Perú: Cangallo 7 de octubre de 1814; Arequipa 10 de noviembre de 1814; Supe 5 de abril de 1819; Trujillo 29 de diciembre de 1820; Ica, 20 de octubre de 1820; Huamanga 1 de noviembre de 1820; Huancayo, 20 de noviembre de 1820; y Lima, 28 de julio de 1821. Otras ciudades que juraron su independencia entre 1820 y 1821 fueron Jauja, Tarma, Huánuco, Lambayeque, Piura, Tumbes, Jaén, Cajamarca y Moyobamba. Sucedieron hechos históricos y heroicos, procurando la libertad. No obstante, hubo un escenario que tuvo un protagonismo especial: la región de Ayacucho, donde se selló la independencia, el 9 de diciembre de 1824, en la Pampa de Ayacucho, ubicada en el distrito de Quinua, provincia de Huamanga.

Al conmemorarse el bicentenario de la batalla de Ayacucho, menciono a los líderes de la resistencia, los luchadores olvidados, que fueron principalmente ayacuchanos de todas las provincias: La Mar, Huanta, Huamanga, Cangallo, Vilcas Huamán, Víctor Fajardo, Sucre, Huanca Sancos, Lucanas, Parinacochas y Paucar del Sara Sara. Ofrendaron vidas y patrimonio, posibilitando que hoy vivamos en libertad y democracia.

El levantamiento de los hermanos Angulo en Cusco (agosto de 1814) tuvo tres expediciones militares. Una trascendental fue la de Huamanga, liderada por Manuel Hurtado de Mendoza, José Gabriel Béjar y Mariano Angulo. Hubo un elevado nivel de coordinación entre los patriotas, pues saliendo del Cusco, un centenar de revolucionarios, arribaron a Huamanga varios miles que clamaban por la independencia.

Los independentistas en Huamanga se organizaron bajo el liderazgo de Buenaventura Ccalamaqui. Participaron artesanos, comerciantes, vivanderas, consiguieron que algunos milicianos dejen las filas realistas, engrosando las patriotas. Esto habría motivado la huida de los realistas, primero a Huanta y a Lima, posibilitando que las tropas de Hurtado de Mendoza, ya con los morochucos, abanquinos, andahuaylinos y chiarinos, ingresen a Huamanga sin resistencia alguna, asentándose en Huamanguilla, alistándose para enfrentar a los realistas que ocupaban Huanta con el regimiento Talavera.

El 30 de setiembre de 1814, en Huanta se inicia el enfrentamiento entre realistas y patriotas, que dura hasta el 2 de octubre. Fallecieron más de seiscientos patriotas, quienes, se replegaron hacia Huamanga, bajo el liderazgo de los estudiantes de la universidad y de los morochucos, dirigiéndose hacia Cangallo, donde el 7 de octubre de 1814 Proclamaron su Independencia, suscribiendo un acta con “sangre de sus propias venas”. A partir de entonces, los morochucos, sostuvieron una serie de batallas en Chuschi, Toqto, Rucumachay y Seqchapampa contra los españoles, quienes, en una reacción vesánica, incendiaron y arrasaron los pueblos de Cangallo, Chuschi y Chiara. Los morochucos no se amilanaron y prosiguieron realizando acciones armadas en la región.

Juan Perlacios Campos, señala: “La independencia peruana fue un largo y complejo proceso que comenzó al día siguiente de la derrota del Inka”; agrega: “… la historiografía peruana se ha dedicado a estudiar, preferentemente, hechos políticos, minimizando lo económico y social; exagerando la importancia de “héroes” o “libertadores”, en detrimento de los hombres comunes y corrientes que integraron los ejércitos libertadores y su participación en estas luchas”. Apreciación que nos impulsa a remarcar la real participación popular tan olvidada por la historiografía “limeño centrista” como la llamaba Teodoro Hampe Martinez.

Los movimientos independentistas en Huamanga, datan desde el siglo XVI: en 1532, la resistencia de Vilcas Huamán, contra los españoles que marchaban hacia el Cusco; el levantamiento de Manco Inka en el Cusco, convirtiendo al centro y sur del Perú en zona liberada con núcleo en Vilcabamba. Estos hechos, motivaron que los españoles fundaran la ciudad de “San Juan de la Frontera de Huamanga” en 1539, como centro militar, político y administrativo, en la frontera dominada por los inkas. Entre 1565 y 1580, en Parinacochas y Lucanas, surgió el “Taki Onqoy”, (Juan Chogni en Laramate) y el “Moro Onqoy” (en Huambalpa – Vilcashuamán – cuenca del río Pampas); movimientos míticos, que impulsaban la valoración de los dioses inkas y el Tawantinsuyu.

Ya en el siglo XVIII, se produjeron levantamientos en Huamanga, La Mar, Vilcas Huamán, Fajardo, Parinacochas, Lucanas, Paucar del Sarasara, contra los abusos en las encomiendas, mitas, obrajes, repartos mercantiles. Los rebeldes respondían con “bandolerismo”, “abigeato” y acciones de guerrillas.

La resistencia de los huamanguinos y morochucos, se vincularon con las provincias del sur: Lucanas, Parinacochas y Paucar del Sarasara, resaltando el trabajo del sacerdote coracoreño Melchor Cáceres Mendoza, quien habría estado presente cuando Mariano Ricafort incendia y arrasa Cangallo en 1820, lo que le impacta y realiza acciones que le valieron el mote de “cura guerrillero”, haciendo participar a los pueblos del sur.

La derrota del regimiento Fernandino, en manos de los morochucos de Basilio Auqui, en la batalla de Seqchapampa, motivó la ira de Carratalá, quien, en busca de venganza, enfiló sus tropas hacia la heroica ciudad de Cangallo y encontrándola desocupada (la población se había plegado a los montoneros), la destruyó, incendió y saqueó por segunda vez, el 17 de diciembre de 1821. Carratalá y José Manuel Romano (a) “Puca Toro”, con su ejército, cruzan el río Pampas y se dirigen hacia el sur (Lucanas, Parinacochas, Paucar del Sarasara), causando estragos e incendios en su desplazamiento, no obstante, en todos esos lugares encontraban una fuerte y valerosa resistencia.

La resistencia de los pueblos del sur, especialmente en los pueblos de Lucanas, Parinacochas y Paucar del Sarasara, estuvo liderada por personajes importantes que la historiografía “limeño centrista” ha obviado, ellos son el coronel José María Castañeda, Faustina San Miguel, el teniente Felipe Lisbona Ortega, Juan Antonio González y Justo Astete.

Este prolongado periodo llegó a su culminación el 9 de diciembre de 1824, con la victoria de los patriotas y la capitulación por los realistas.