LA MUJER, MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS

Por Carlos Condori, antropólogo y periodista ayacuchano.
Nadie en el raciocinio de hoy puede evocar el papel secundario de la mujer, que fue frecuente en otros tiempos, como aquello de que la cabeza de una mujer eran los varones. Situación que en muchos casos aún permanece en las propias mujeres, sobre todo rurales, que se autocalifican de «sin pensamiento», «sin ojos», y que siempre deben y tienen que tener la dependencia de los varones.
Esto, que puede aún existir en la sociedad y que se reduce cada vez más, se observa en quienes toman decisiones políticas o inclusivas formulan políticas públicas al respecto. Esto es una gran verdad; sin embargo, guardan grandes distancias con respecto a los hechos y la práctica cotidiana. Por ejemplo, se imponen sanciones drásticas para quienes violentaron a una mujer, que en estos tiempos se pueden mostrar con evidencias imperdonables, en fotografías y cámaras de seguridad, que no quedan ahí, sino que se viralizan rápidamente. Una fue evidencia de que Cristhian Cueva fue inmediatamente excluido del primer equipo del Cienciano, cuando apenas tenía días de haber firmado un contrato largamente esperado. Todo parecía ser una gran referencia de comportamiento social contra un agresor. La noticia fue pasando, como si se esperara que se tranquilizara el gallinero y, como si no pasara nada, Cueva fue anunciada nuevamente como el gran jale del primer equipo cuzqueño. Como calculaban los protagonistas, la opinión pública se había calmado.
En Ayacucho hubo un caso similar. Como no podía ser de otro modo, ante la demanda de la opinión pública y las organizaciones de mujeres, la autoridad le retiró la confianza al funcionario designado. No era digno de ejercer la primera responsabilidad administrativa quien mostraba una carta de violencia. La decisión fue aplaudida, pero al poco tiempo se revertió. En este caso, ya no se tuvieron en consideración plantones ni pronunciamientos, porque había «que también darle una oportunidad al victimario» y el asunto quedó cerrado, porque se trata únicamente de un asunto ético, más no legal.
Las perlas pueden ir creciendo para toda autoridad, es la hora de la reivindicación de la mujer, ya que sin ellas el desarrollo de la sociedad es simplemente imposible. Sin embargo, desde que una mujer asume la vicegobernación regional, no debe merecer la remuneración que tiene. Cuando este vicegobernador fue varón, la remuneración nunca fue un tema de agenda. Por cierto, las coincidencias no son nada casual.
Se han dado pasos importantes en la reivindicación de la mujer en el ejercicio de sus derechos, por ejemplo, en el ámbito educativo. Las profesionales mujeres tienen índices cada vez superiores al de los varones e incursionan en áreas que normalmente estaban reservadas para quienes se consideraban el sexo fuerte. Mientras hay avances significativos en este sentido, por ejemplo, en el acceso de las mujeres a una licencia de conducir, la diferencia sigue siendo abismal respecto a los varones. La relación es de 1 a 50.
Por donde se vea, el asunto no es únicamente de discriminación positiva favorable a las mujeres para revertir las grandes brechas sociales; tiene mucho que ver con el empoderamiento de las propias mujeres y la generación de una sociedad que no tolera la discriminación o la violencia. Estos son los dos factores fundamentales en la reivindicación de la mujer en sus derechos.
Ahora, el empoderamiento pasa igualmente no solo por la actuación individual de la mujer, sino por sus organizaciones, con soporte y capacidad de incidencia.