banner aqui

El año del bicentenario

El año del bicentenario
Por Carlos Condori, antropólogo y periodista ayacuchano.

El año del bicentenario, 2024, ha acabado. Será necesario un balance, no como siempre se suele hacer al concluir un año, sino, en este caso, como algo particular, emblemático teniendo en cuenta su significado y trascendencia, que con seguridad nos va fotografiar o pasar rayos x, para saber cómo estamos. Así como la pandemia desnudó nuestras carencias y hasta miserias, considero que el bicentenario, ha sido lo mismo.

Se ha constituido, todavía en el 2016, la Comisión Multisectorial de la Batalla de Ayacucho, por resolución del Gobierno Regional de Ayacucho, creo que en su composición ha quedado modificado como en cinco oportunidades, pero que ha tenido algunos momentos de destellos, cuando inclusive las reuniones de su comité técnico, se hizo hasta diario y, en las instalaciones del rectorado de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. Pero, en gran parte del tiempo, no llegó a operar como colectivo, hasta que en los últimos tres años aproximadamente, quedó en manos de un coordinador, que no aparece en ningún reglamento del Comité, como solitaria voz de representación. Así pasó de la administración Rua a la administración Oscorima.

Y en este caso, final, como dije en algún momento, el propio gobernador regional actual, no sólo no ejerció su función y liderazgo, sino que ni siquiera se enteró del cargo o jamás entendió su función y responsabilidad. Esto mismo, al parecer sucede con los Comités de Seguridad Ciudadana, Defensa Civil y otros, del que es presidente; se instalan por mandato legal y allí inicia y concluye el año. Ahora en enero, se volverán a instalar estos comités casi por piloto automático.

Quiere decir entonces, que ningún colectivo institucionalizado por resolución, como política pública funcionó, para el bicentenario. No se podría decir, por cierto, sólo para Ayacucho, sino así ocurrió a nivel nacional. A diferencia del centenario y sesquicentenario, no se constituyó una Comisión Nacional y, por tanto, no tuvimos representación en esta instancia de conducción nacional de una política a nivel del país, que fue encargado a un proyecto especial sin mayor rumbo, que solo se mostró en las fechas importantes, colocando logos, estrado u organizando las ceremonias, inclusive dejando de lado actorias locales.

Por lo demás, teniendo gobernador y alcalde, ambos del bicentenario, como se califican, no fue el bicentenario, la agenda que permitía no solo tocar las puertas, sino más, “imponer”, desde Ayacucho una agenda, que no solo sería ayacuchana, sino nacional e inclusive latinoamericana. Ayacucho, no solo es para quienes nacimos en estas tierras, sino una palabra histórica para todos los pueblos latinoamericanos, que bien podía generar una nueva empresa común, pero que nuestros liderazgos, están muy lejos de estadistas que conducen procesos desde momentos históricos, que generan gran impulso social, económico, cultural.

Para colmo de males, el bicentenario, no nos encuentra a los ciudadanos divididos, sino a las autoridades del “bicentenario”, fraccionados, hasta en las formas; representación de organizaciones sociales más en la confrontación, que igual no tuvieron vela en estos 200 años. El plan que se muestra fue apenas una consolidación de documentos y propuestas que se alcanzaron y se expusieron, en su momento, más no, una herramienta de gestión y movilización de bases hacia logros importantes en el año histórico del 2024.

Visto así, el panorama, el post bicentenario, parece mostrarse casi en tinieblas. Situación que debiera ser revertida desde la actoria social, ciudadana, porque aún tenemos techo y techo grande, por la trascendencia y el valor del hecho histórico, que aun parece no hemos entendido.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *